Baba Yaga 

(Rusia)

    Érase una vez un viudo que se había vuelto a casar y su nueva esposa odiaba a su hija. Hacía todo lo que podía para hacerle la vida imposible. Un día, cuando el padre estaba lejos, la madrastra le dijo: "Ve a ver a tu tía, mi hermana, y pídele un poco de hilo de coser".     

    La hermana de la madrastra era Baba Yaga Piernasflacas, la bruja que vivía en el bosque en una cabaña que se sostenía sobre patas de pollo, así que la niña sospechó que su madrastra pretendía hacerle daño.

Cuando llegó a la cabaña de Baba Yaga, le pidió que le prestara hilo. Baba Yaga dijo: "Por supuesto. Pero mientras lo busco, siéntate y teje un poco". Cuando la niña estaba sentada en el telar, Baba Yaga llamó a su criada y le dijo: "Dale un baño a mi sobrina y que esté muy caliente. Me la quiero comer para desayunar".

La niña acertó a oír esto, le pidió a la criada que no pusiera el agua muy caliente, y le dio un bonito pañuelo como recompensa. Entonces la niña oyó que le decía al gato: "Puedes sacarle los ojos a mi sobrina a zarpazos". Pero la niña le dio al gato un pedazo de jamón, y a cambio el gato le dio un peine y una toalla. "Corre -dijo el gato-. Y si oyes que Baba Yaga te pisa los talones, tíralos detrás de ti".

La niña echó a correr hacia fuera de la casa. Los perros de Baba Yaga saltaron tras ella, pero ella les tiró pedazos de pan y la dejaron en paz. La puerta de la casa de Baba Yaga intentó dejarla encerrada, pero puso aceite en sus bisagras y la dejó pasar. El abedul intentó lastimar sus ojos, pero ella lo ató con una cinta y la dejó pasar.

Mientras tanto, el gato se sentó en el telar en su lugar, y cuando Baba Yaga llamó: "¿Estás tejiendo, querida?", el gato contestó: "Estoy tejiendo, tía". Enseguida, sin embargo, Baba Yaga vino a ver lo que hacía y cuandovio el enorme enredo que el gato había hecho en el telar, se enfadó. Empezó a golpear al gato, pero éste decía: "en los años que te he servido, nunca me has dado más que una espina de pescado, en cambio tu sobrina me ha dado un pedazo de jamón".

Baba yaga golpeó a la criada, a los perros, a la puerta y al abedul, pero todos decían que su sobrina los había tratado mejor de lo que lo había hecho ella nunca.

 Entonces Baba Yaga montó en su mortero mágico, y utilizando la mano de mortero para imprimir velocidad, empezó a perseguir a su sobrina.

Cuando la niña oyó que Baba Yaga le pisaba los talones, tiró la toalla hacia atrás y se convirtió en un río muy ancho. Baba Yaga rechinó los dientes con furia, porque no podía cruzar esa corriente de agua. Volvió a casa a buscar sus bueyes. Los bueyes se bebieron el río y entonces pudo cruzar.

 

La niña oyó a Baba Yaga detrás de ella de nuevo. Tiró el peine y se convirtió en un gran bosque oscuro. Aullando con furia, Baba Yaga empezó a roer los árboles, sus afilados y retorcidos dientes cortaban troncos y ramas. Pero cuando la bruja salió del bosque, la niña alcanzaba ya la puerta de su casa y la cerraba de golpe tras ella.

Después de que su padre enviara lejos a la malvada madrastra, él y su hija vivieron juntos felices y prósperos.