La manzana, envenenada o no, tiene una larguísima tradición simbólica unida a la tentación, lo apetecible que, sin embargo conduce irremediablemente al peligro y al engaño. Empezando por la manzana de Eva que supone la pérdida del paraíso y siguiendo por Atalanta, las manzanas de las Hespérides....Sin olvidar, claro, a Blancanieves.