La conversión en oro
El enriquecimiento fácil es la ambición del hombre, su sueño.
El oro se considera el metal más perfecto y es la meta a que trabajosamente se dirigen los alquimistas. Sin embargo el oro es también ambiguo, Midas es la demostración perfecta del prosaico dicho de que la riqueza no da la felicidad.
Con la búsqueda alquimista del oro, se relacionan también los cuentos de forja donde con frecuencia aparece el fuego como elemento purificador, a menudo ligado a terribles pruebas. (El héroe engaña al ogro para que entre en un horno o se abrase sobre un hierro candente. Es el castigo en algunas versiones para la madrastra de Blancanieves o de Cenicienta.)
Se relacionan con la creencia de que el fuego transmuta la materia, a veces unido a sacrificios incluso humanos (por lo menos el sacrificio de la Tierra que en sus entrañas genera los metales). Los dioses forjadores son benéficos pues se relacionan con el progreso (Prometeo), pero también terribles pues el poder del metal se une a la espada y la guerra (Thor).