Transmisión oral

Independientemente de su origen (épico o lírico, colectivo o individual), está fuera de duda el carácter tradicional del Romancero. Para que una poesía sea tradicional se requiere "un periodo extenso de popularización o divulgación". En este proceso en que la obra pasa de unos a otros por vía oral se producen toda clase de variantes. La tradición oral supone un continuo acto de creación en el que cada uno de los que interviene va haciendo sus modificaciones según su sensibilidad y gusto (da relieve a un detalle secundario, elimina una parte, desarrolla otra, altera algunos versos...). De esta manera, a causa de la transmisión oral a través de los siglos, es posible encontrar varias versiones del mismo poema, algunas más afortunadas que otras, pero todas igualmente lícitas.

Por ello, podemos decir que el Romancero no es anónimo porque se haya perdido el nombre del autor, sino porque sus autores  son cuantos  lo toman y libremente lo recrean como cosa propia  ("autor-legión").

 

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