"Una tarde de julio, paseando por el Prado, oímos estas coplas, cantadas por las niñas que jugaban al corro:

-  ¿Dónde vas, Alfonso XII,  dónde vas, triste de ti? - Voy en busca de Mercedes, que ayer tarde no la vi. - Si Mercedes ya se ha muerto, muerta está, que yo la vi.- Cuatro duques la llevaban por las calles de Madrid.

La simplicidad candorosa de estos versos en boca de inocentes criaturas se metía en el corazón, avivando la doliente memoria de la reina sin ventura, muerta en la flor de la edad. Otro día, en Recoletos, oí las mismas coplas continuadas de este modo:

   Su carita era de virgen; sus manitas, de marfil, y el velo que la cubría era rico carmesí. Los zapatos que llevaba era de rico charol, regalados por Alfonso el día que se casó.

Recreándonos con tan ingenua cantata, dimos la vuelta al corro y pudimos enriquecer elpoema infantil con esta cuarteta:

El manto que la cubría era rico terciopelo, y en letras de oro decía: -Ha muerto cara de cielo".