POEMA DE MIO CID
El poema se inicia con el destierro del Cid que debe abandonar sus posesiones en Vivar (Desconocemos cuál fue la causa porque falta la primera hoja del manuscrito)
A pesar de la simpatía que levanta entre el pueblo de Burgos, las órdenes tajantes del Rey impiden que nadie le ayude.
Antes de partir con el pequeño ejército de caballeros que han decidido acompañarlo, el Cid deja a su mujer e hijas en el monasterio de Cardeña.
Consigue dinero engañando a los judíos prestamistas Raquel y Vidas y el propio arcángel San Gabriel se le aparece en sueños para alentarle en su aventura.
Se produce una serie de batallas exitosas (Castejón, Daroca, Alcocer...). La primera parte acaba con la victoria sobre el Conde de Barcelona , quien es apresado y tratado caballerosamente por el Cid.
La brillante trayectoria guerrera culmina con la toma y sostenimiento de Valencia. Además del rico botín, el Cid ha conseguido poder, riqueza, honor y el bienestar de su familia. Y el perdón del Rey que no sólo permite que Jimena, Elvira y Sol se reúnan con él, sino que concierta las bodas de las hijas del Cid con unos nobles leoneses de alta alcurnia: Fernán y Diego, los infantes de Carrión.
Sin embargo, los infantes son cobardes, miserables y resentidos. Quedan en ridículo cuando un león se escapa de su jaula y corren a esconderse. (Se produce otra nueva batalla contra el rey Búcar de Marruecos, jefe de los almorávides).
Con la excusa de enseñarles sus tierras a sus esposas, los infantes de Carrión se llevan a Dª Elvira y Dª Sol de Valencia. Pero a mitad de camino, en el robledal de Corpes, las golpean vilmente y las abandonan dejándolas por muertas. Afortunadamente, un hombre del Cid las encuentra y las devuelve a su padre.
El Cid acude a las Cortes de Toledo para reclamar justicia del Rey. La satisfacción llega mediante un combate a muerte entre tres de sus caballeros y los infantes, reforzados por su hermano Asur González. Vencen los primeros.
Restablecido su honor, se conciertan nuevas bodas de Dª Elvira y Dª Sol, esta vez con príncipes de las familias reales de Navarra y Aragón y así finaliza el poema.