(Félix Muñoz, caballero y sobrino del Cid que había sido enviado en secreto por éste
para proteger a sus hijas, recoge a las maltratadas Dª Elvira y Dª Sol y las lleva a
San Esteban de Gormaz. La noticia del abuso llega al Rey y al Cid)
Van estas noticias a Valencia la mayor; cuando se lo dicen a mío Cid el Campeador, un gran rato pensó y meditó; alzó al fin la mano, la barba se tomó «Alabado sea Cristo, que del mundo es señor; «ya que así me han ofendido los infantes de Carrión, «juro por esta barba, que nadie me mesó, «no lograréis deshonrarme, infantes de Carrión; «que a mis hijas bien las casaré yo».
[Álvar Fáñez y muchos hombres del Cid van a recoger a doña Elvira y doña Sol. La reunión es emocionante. Todos vuelven a Valencia. El Cid recibe un mensaje diciéndole que están cerca.]
Al que en buen hora nació llegaba el mensaje, aprisa cabalga, a recibirlos sale; iba jugando las armas, grandes gozos hace. Mío Cid a sus hijas íbalas a abrazar, besándolas a ambas sonriéndoles está: «¿Venís, hijas mías? ¡Dios os guarde de mal! «Yo accedí a vuestras bodas, no me pude negar. «Quiera el Creador, que en el cielo está, «que os vea mejor casadas de aquí en adelante. «De mis yernos de Carrión, ¡ Dios me haga vengar!» Las hijas al padre la mano van a besar.
Jugando las armas iban, entraron en la ciudad; doña Jimena, su madre, gozosa las fue a abrazar. El que en buen hora nació no lo quiso retardar; de los suyos, en privado, se quiso aconsejar: al rey Alfonso, un mensaje decidieron enviar.