Las mismas situaciones y símbolos que Propp analiza a partir de los ritos de iniciación, adquieren otras funciones y significados para Bettelheim.

    Así, el bosque ya no es el lugar de los iniciandos, sino "el mundo tenebroso, oculto, y casi impenetrable de nuestro inconsciente. Si hemos perdido el marco de referencia que servía  de estructura a nuestra vida interior y debemos ahora encontrar el camino para volver a ser nosotros mismos, y hemos entrado en ese terreno inhóspito con una personalidad aún no totalmente desarrollada, cuando consigamos salir de ahí, lo haremos con una estructura humana muy superior".

    Igualmente, "el hecho de lanzar al niño  al mundo o de abandonarlo en el bosque, simboliza tanto el deseo de los padres de que el niño se independice, como el anhelo o angustia de éste por conseguir su independencia."

    La maga (hada o bruja) que unas veces representa el papel de ayudante del héroe y otras el de su contrincante, simbolizaría la madre buena o mala de los conflictos edípicos, de esa edad en que el niño se halla "enamorado" de su madre, pero a la vez la rechaza si ella muestra su cariño hacia otra persona. Por ello, su función se mezclaría con la de la "madrastra" de muchos relatos.

    (Si deseas seguir ampliando la información, puedes leer una entrevista a Betelheim)                                                    

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