ROMANCE DE LA PÉRDIDA DE ALHAMA
Paseábase el rey moro — por la ciudad de Granada desde la puerta de Elvira — hasta la de Vivarrambla. —¡Ay de mi Alhama!— Cartas le fueron venidas — que Alhama era ganada. Descabalga de una mula, — y en un caballo cabalga; Como en el Alhambra estuvo, — al mismo punto mandaba Y que las cajas de guerra — apriesa toquen el arma, Los moros que el son oyeron — que al sangriento Marte
llama, Allí fabló un moro viejo, — de esta manera fablara: —Habéis de saber, amigos, — una nueva desdichada: Allí fabló un alfaquí — de barba crecida y cana: Mataste los Bencerrajes, — que eran la flor de Granada,
Por eso mereces, rey, — una pena muy doblada: |
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