El reino de los muertos

    Las aventuras del héroe culminan con la llegada al "reino lejano", trasunto literario del mundo de los muertos.

    Suele ser un lugar inaccesible para el común de los mortales. Por ello  el héroe precisa un medio mágico para alcanzarlo: es trasladado por un águila que lo lleva por los aires, cabalga un caballo especial -por ejemplo porque le ha sido entregado por su padre muerto-  o simplemente consigue  información para saber dónde se encuentra tal lugar o cómo entrar en él (una vieja le esconde para descubrir un secreto, conocer un sortilegio, saber las palabras mágicas para cruzar el umbral...)

    Otra nota característica es la lejanía. Para llegar al reino lejano, el héroe debe superar obstáculos (el propio bosque, un río, escalar una alta montaña,  cruzar allende el mar...) y emplear mucho tiempo y esfuerzo (gastar siete pares de zapatos de hierro, servir a alguien durante siete años...) 

    A pesar de la dificultad que entraña la empresa (enfrentarse con el diablo, burlar a una bruja, superar encantamientos...), el reino lejano no suele ser un lugar especialmente hostil. A menudo es un palacio escondido o misterioso (como el de la Bella Durmiente o el de la Bella y la Bestia); o un jardín con frutos mágicos. O un paisaje similar al del mundo real.

    En definitiva, es el lugar de la catarsis del héroe porque, tras su viaje al mundo de los muertos y la superación que implica, el héroe  regresa mejorado (consigue riquezas, la mano de la princesa, el ascenso social o el reconocimiento de su valor). (Enlaza así con la teoría historicista que relaciona los cuentos con los ritos de iniciación).    En otras ocasiones es  allí donde consigue aquello de que carece Por ejemplo, recupera el amor del esposo en el ciclo de Amor y Psique. En este sentido, además de la citada lectura antropológica , se puede hacer una lectura casi espiritual de la aventura iniciática.