Romance de Catalina

Yo me adamé* una amiga

dentro en mi corazón;

Catalina había por nombre,

no la puedo olvidar, no.

Rogóme que la llevase

a las tierras de Aragón.

- Catalina, sois mochacha,

no podréis caminar, no.

- Tanto andaré, el caballero,

tanto andaré como vos;

si lo dejáis por dineros,

llevaré para los dos,

ducados para Castilla,

florines para Aragón.*

Ellos en aquesto estando,

la justicia que llegó.

Anterior

Índice

Siguiente

Notas:

Adamar: amar con pasión.

Ducados y florines: monedas de oro, respectivamente de Castilla y Aragón

 Comienzo monologal y evocador de un recuerdo, seguido por el intenso diálogo que se trunca con los dos versos finales en tercera persona, a través de los cuales tampoco se cuenta esta vez ni la causa ni el final de este historia de amor, quizá culpable. Es todo el romance una apelación a nuestra capacidad intuitiva.