El infante Arnaldos.

¡Quién hubiera tal ventura

sobre las aguas del mar,

como hubo el conde Arnaldos

la mañana de San Juan!

Con un falcón en la mano

la caza iba a cazar;

vio venir una galera

que a tierra quiere llegar.

Las velas traía de seda,

la ejarcia de rico cendal;

marinero que la guía

diciendo viene un cantar

que la mar ponía en calma,

los vientos hace amainar;

los peces que andan al hondo,

arriba los hace andar;

las aves que van volando,

al mástil vienen posar.

Allí fabló el conde Arnaldos,

bien oiréis lo que dirá:

- Por tu vida, el marinero,

dígasme ora ese cantar.

Respondióle el marinero,

tal respuesta le fue a dar:

- Yo no digo mi canción

sino a quien conmigo va.

Notas:

* falcón: halcón. (Mantenimiento de la f- inicial para dar un tono arcaico a la lengua. Es un fenómeno no muy frecuente pero que aparece como recurso literario en etapas posteriores del Romancero. Se repite después en fabló.)

* ejarcia: jarcia, aparejo y cabos de los buques.

* cendal: tela muy delgada, ligera, sutil y trasnparente de seda o lino.

Ampliación : Frente a las versiones largas (seguramente las más antiguas) que narra un romance-cuento de aventuras,reencuentros y cautiverios, en esta versión -quizá nuestro romance más bello-, el corte brusco que se ha dado en pasaje tan sugerente de la respuesta enigmática del marinero es un acierto irrepetible. La ventura del conde (o infante) Arnaldos es haber oído la canción del marinero; pero, como símbolo del insaciable espíritu humano, quiere oírla de nuevo -hasta a prenderla-. La respuesta del marinero es ambigua, pero no totalmente negativa y pone una condición que quizás es excesiva para el conde... La alusión constante al poder mágico del canto está presente desde el v. 12 hasta el final, y el conde Arnaldos, que "la caza iba a cazar", resulta finalmente apresado por la magia seductora de una canción. Nótese también que todo esto sucede en la ambivalente "mañana de San Juan"·

También puedes leer la versión larga de este romance