Rama es designado heredero al trono y la ciudad de Ayodhyá se regocija:

Tras la dispersión de los ciudadanos, el monarca, habiendo deliberado por segunda vez con sus ministros, adoptó una resolución como hombre sabio: "Mañana, cuando el asterismo Pushya se eleve en el horizonte, sea mi hijo Rama, el de las pupilas doradas como la flor de los lotos, consagrado como futuro heredero del trono. Así habló el poderoso monarca.

la calle Real se encontraba en Ayodhyá obstruida por multitud de hombres que se amontonaban excitados por la curiosidad del acontecimiento y sus alegres danzas producían un rumor semejante al de la mar cuando el viento levanta pequeñas olas. La noble ciudad había regado y barrido sus grandes calles, adornado con guirnaldas la real avenida y se había empavesado con vastos estandartes.

Rama se purificó con gran recogimiento de espíritu [...] En cuanto la noche empezó a clarear le desvelaron las brillantes voces de los bardos y de los poetas que entonaban palabras de buen augurio. Adoró al alba naciente murmurando sus oraciones con el alma recogida y revestido con una túnica de lino sin mácula, se presentó a los brahmas que elevaron sus voces. [...] En los templos de los Inmortales, cuyas cúpulas parecen una masa de nubes blancas, en las encrucijadas, en las grandes calles, en los platanares sagrados, en las terrazas de los palacios, en los bazares de los mercaderes en donde se amontonan infinidad de mercancías, en las espléndidas mansiones de ricos padres de familia, en todas las casas destinas a reunir asambleas, sobre los majestuosos árboles, ondeaban estandartes y banderolas de diversos colores. Por todas partes se veían grupos de danzarines, cantantes y comediantes cuyas voces modulan para delicia del alma y del oído.