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DERECHO DE PROPIEDAD (7 X 18)

 

 

        - ¿De qué hablabas con Faith?

Buffy no pudo evitar la pregunta en cuanto la cazadora morena salió del sótano donde instantes antes ella los había sorprendido en una sorprendente intimidad. Spike sonrió:

-   Recordábamos el pasado.

-   Pero… - la prevención de Buffy no hacía sino aumentar.- Vosotros no os conocíais. Faith y tú nunca os habíais visto antes.

-   Bueno, eso no es del todo exacto. Yo nunca la había visto a ella… en persona. Pero hace dos años, cuando intercambiasteis vuestros cuerpos… –empezó a explicar Spike y a Buffy el corazón le dio un vuelco. Sin embargo, el vampiro acentuó su sonrisa al recordarlo.- Decir que coqueteó conmigo es algo que se queda muy corto. Ya la conoces.- El rostro de Spike se animó con una traviesa sonrisa muy poco habitual en los últimos tiempos.- ¿Y sabes qué es lo más gracioso? Que quizás habríamos acabado en la cama, si no hubiera sido porque yo pensaba que eras tú.

-   Pues yo no le veo ninguna gracia.- Más que seria, Buffy había respondido agresiva y su extraña reacción hizo que Spike abandonara el tono festivo.

-   Buffy… - Su voz, teñida de cariño, era una suave reconvención, una llamada de vuelta a la realidad.- No pasó nada. Ella sólo se rió de mí. Jugueteó un poco y luego se marchó dejándome en ridículo. Y en cualquier caso, no tiene ninguna importancia. No entiendo por qué…

    ¿No entendía por qué? Buffy le dio la espalda y subió las escaleras para abandonar el sótano con rapidez. Prefería que Spike pensara que se iba enfadada a que viera las lágrimas que inundaban sus ojos verdes.

¿No entendía por qué? ¡Tenía más que motivos para ponerse en guardia cuando Faith se acercaba al hombre que la amaba! Cada vez había sido el principio del fin de su relación. ¡No estaba dispuesta a que se repitiera por tercera vez! Claro que con Spike no tenía “una relación”… Entonces ¿por qué le dolía tanto la idea de que Faith se acercara a él?

Había salido al porche y ahora estaba sentada en los escalones de la entrada, su lugar preferido cuando algo la angustiaba o quería estar sola.

¿Qué significaba “tener una relación”? ¿Acostarse juntos? Entonces tampoco la tenía con Angel cuando, siguiendo su estrategia y porque ella se lo pidió- ¡Hacía falta ser idiota!- él fingió dejarse enredar por Faith para descubrir sus planes.

No sabía qué podía haber ocurrido entre ellos entonces, pero conociendo a Faith, se temía que no se habrían limitado a intercambiar opiniones filosóficas. Desde luego, nada volvió después a ser igual. En realidad, Angel no pareció darle demasiada importancia. Era desesperantemente imperturbable en ocasiones y, cuando alguien ha tenido durante dos siglos y medio, mujeres en sus brazos, una noche más de sexo desenfrenado no debe de significar gran cosa. En realidad, Buffy tampoco sabía si hubo sexo desenfrenado. No lo sabía porque no quiso averiguarlo. Si lo hubiera hecho, Angel no le habría mentido. Pero como no se atrevió a preguntárselo a las claras, tuvo que conformarse con lo que él le dijo: que esas cosas para él carecían de importancia, porque lo único que le importaba era el amor de Buffy.

Le creyó. Sabía que era cierto para Angel.

Pero no para ella. A ella aún le escocía la herida. Se había sentido traicionada por la que había sido su amiga y hermana y por el hombre que amaba.

Y le costó lágrimas asumirlo, pero al final se había reconciliado con los dos: A Angel no podía culparlo y lo amaba más que a su vida en aquella época, así que siguió a su lado las pocas semanas que estuvieron juntos antes de que él la abandonara definitivamente. A Faith intentó matarla y casi lo consiguió. Pero cuando la vio en coma en la cama de un hospital entendió de nuevo que Faith era una pobre niña perdida y se sintió la hermana mayor que le da un beso en la frente para tranquilizar su sueño.

Luego fue Riley. Eso, curiosamente, le dolió menos, a pesar de que de lo que ocurrió entonces no le cabía ninguna duda. Riley creyó que era Buffy y, en su cuerpo, Faith se deslizó entre sus sábanas, mientras ella iba camino de una prisión del Consejo. Faith entonces estaba muy enfadada y dispuesta a cobrarse con intereses largos meses en coma, así que tenía cierta justificación. Tampoco podía culpar a Riley por creer lo que parecía evidente. ¡Era frustrante!

¿Qué haces aquí tan sola, Buff?

A su espalda sonó la peculiar voz aguardentosa de la persona que menos quería ver en aquel momento.

- Ya no estoy sola, al parecer.

- ¡Vaya, qué cáustica! Me da la impresión de que estás demasiado tensa, B. Tienes que relajarte. ¿Qué tal un poco de diversión esta noche? ¿Salimos a bailar?

No tengo ganas de bailar.

Mmmmm... – Faith no iba a cejar en su empeño- ¿Y un poco de entrenamiento? Un buen intercambio de golpes descarga toda la adrenalina y te deja como nueva.

Buffy iba a buscar una nueva excusa, pero se lo pensó mejor.

Sí, ¿por qué no? Vamos a entrenar un rato.

 

        En la sala reacondicionada como lugar de entrenamiento, Faith y Buffy no necesitaron mucho tiempo de calentamiento. Faith disfrutaba de la pelea como lo hacía con todo. Ponía en ella toda su pasión y, como había dicho alguna vez, la excitación de la lucha le era tan placentera como el sexo. Sonría enardecida y en sus ojos brillaba el fulgor de una raza de guerreras perviviendo de generación en generación. Con el ejercicio, su piel blanca se arrebolaba haciendo aún más vívida la sensualidad de sus rasgos. Una pátina de sudor perlaba su frente y el sonrosado de sus mejillas la embellecía como si acabara de hacer el amor.

        Tras los primeros minutos del intercambio de golpes, a los que Faith respondía como un juego, la ira de Buffy se iba acentuando cada vez más. Empleaba toda su experiencia y fuerza de cazadora para poner fuera de combate a Faith, pero ella respondía con igual destreza. Era como el efecto de un boomerang: cuanto más se esforzaba Buffy en derrotarla, mejor resistía Faith. Eran iguales y, por eso, seguramente imbatibles la una por la otra. Participaban de la misma naturaleza y poseían las mismas armas, así que seguramente su duelo estaba condenado a quedar siempre en tablas, salvo que algo accidental desnivelara la balanza. Buffy lo comprendió pronto, pero esa certeza sólo consiguió enfurecerla aún más. Quería hacer daño a Faith. Necesitaba vencerla. Necesitaba demostrarle que no podía competir con ella. Que era ella, Buffy, quien controlaba la situación y nunca más volvería a dejar que la morena cambiara su vida.

        Lo necesitaba tanto que cometió el error de precipitarse. Lanzó un directo al mentón de Faith y cuando ésta retrocedió impulsada por el impacto, descuidó su guardia. Faith aprovechó para golpearla en el estómago con tanta fuerza que Buffy cayó al suelo sin aliento.

Los labios carnosos de Faith se curvaron en un gesto entre sensual y retador:

- ¿Te he hecho daño, Buff?

-  No te preocupes por mí.

        Buffy se levantó de inmediato. En silencio y sintiendo sus músculos tensos por una especie de rabia reconcentrada que pocas veces había experimentado. Se acercó a Faith, dispuesta a borrar de una vez la presunción que emanaba como algo perceptible de su cuerpo de gata satisfecha. Encadenó una serie de puñetazos inapelables que arrinconaron a la morena contra la pared y allí, casi desarbolada y encogida, intentó protegerse con los brazos mientras Buffy machacaba sus flancos.

        Una breve ráfaga de lucidez, hizo comprender a Buffy que el castigo estaba siendo excesivo. Paró para enfrentarse a su contrincante, con una mirada enérgica, llena de exigencia y rencor:

        - ¿Abandonas ya?

        Faith se irguió, como un felino que desperezara su cuerpo entumecido. Inasequible al desaliento, aparentemente inmune a los golpes, unos segundos le bastaron para recuperarse y para que otra vez una sonrisa despreocupada iluminara su cara embellecida por la excitación.

        - ¡No! De veras, estoy bien. Cinco por cinco.- Serpenteó su cuerpo con aquella sensualidad animal que era Faith en estado puro y volvió de nuevo al intercambio de golpes con la misma alegría con que se lanzaría a la pista de baile

 

Primero se acercaron Vi y Rhona que pasaban por el pasillo y fueron atraídas por el ruido. Se quedaron ante el espectáculo de las dos cazadoras golpeándose con ferocidad, exhibiendo su agilidad de gatas y esquivando los ataques de la contraria con precisión de milímetros. Vi y Rhona las contemplaban con la boca abierta y no se dieron cuenta de que también quedaba abierta la puerta. Una invitación a que se fueran sumando más espectadores. Las potenciales fueron llegando en silencio y situándose contra la pared asombradas y respetuosas. Sólo cuando aparecieron Willow y Xander, pareció entrar algo de sensatez en la sala. Will suplicó con la angustia en la voz.

-  Buffy, por favor.

        Xander intervino con algo más de convicción, pero de forma igualmente infructuosa.

-         Chicas, dejadlo ya.

Faith giró y su pierna izquierda impactó contra el rostro de Buffy. Cayó hacia atrás clavándose unas espalderas. Cuando Faith se acercó, Buffy saltó sobre sus piernas y volvió a situarse en posición, tan eficaz y rápidamente que fue ella quien comenzó el contrataque. Dawn llegó justo a tiempo de presenciar cómo su hermana mayor iniciaba una serie de golpes que desarbolaban a Faith. Aquello no era una broma. Entre las dos mujeres se desenvolvía algo más que una mera sesión de entrenamiento. La angustia atenazó a Dawn mientras sentía que sus ojos se llenaban de lágrimas. ¿Nada podía parar aquella salvajada?

    -         Vaya, Buff –rió Faith, desde el suelo, limpiándose la sangre que volvía aún más sensuales sus labios carnosos- Sí que te tomas ahora en serio el entrenamiento. ¿Por qué es esta vez?

    -         Levántate si quieres que sigamos. O si no, date por vencida.

    -         Yo nunca me doy por vencida, B. Deberías saberlo.

    -         Eso es cierto. Nunca dejas nada a medias, ¿verdad?

    -         Intento hacer bien mi trabajo. Profesionalidad.

    -         ¿O sea que tú también reconoces ser una profesional? Todos lo habíamos pensado, pero me alegra ver que incluso tú lo tienes claro.

    Faith volvió a sonreír. Quizás la insinuación no la había herido mucho, pero no iba a perder oportunidad de cobrársela.

    -         ¿Lo dices porque tus chicos siempre acaban prefiriéndome a mí? ¿Les preguntas después qué tal la comparación?

        Buffy se lanzó en tromba contra ella, totalmente cegada por la furia

 

 

 

-         ¡Basta!

Una silueta espigada se interpuso entre las dos mujeres que nadie se había atrevido a separar. Buffy estaba demasiado cegada por la furia y Spike recibió el duro impacto del puñetazo que iba dirigido contra la morena. Muy duro. El vampiro cayó al suelo, pero volvió a levantarse de inmediato. En vez de mediar, esta vez, atrapó a Buffy por la cintura y la arrastró hacia la pared. Aprisionándola entre el muro y su cuerpo, la retuvo mientras Faith recuperaba el aliento.

-   Tranquila, Buff, no voy a quitarte más novios. Spike es todo para ti.

-   Spike no... no es mi novio.

-   Pues pegas muy duro si no te importa.- Faith se giró despacio y salió de la habitación. Se marchaba erguida y sonriente, porque, aunque le doliera todo el cuerpo y estuviera limpiándose la sangre que manaba de un corte en su pómulo, esta vez se sabía vencedora.

Las potenciales también desfilaron silenciosas al comprender que el espectáculo había llegado a su fin. Willow y Xander hicieron amago de acercarse a Buffy que, sudorosa y despeinada, seguía contra la pared, al otro lado de la muralla que constituía el cuerpo de Spike.

-   ¿Estás bien, Buffy?

Asintió la muchacha e hizo un vago gesto con la mano para que volvieran a sus cosas. También Dawn salió después de lanzarle la última mirada preocupada. Quedaron solos Spike y Buffy, inmóviles en la misma posición, casi como esculturas. Pero el cuerpo de Buffy aún temblaba como una hoja, quizás de furia, quizás por la excitación de la pelea.

-   ¿De verdad estás bien? –insistió él.

-   Sí.- Buffy respiró hondo.- Es sólo que a veces Faith consigue ponerme furiosa.

Spike no se iba a conformar con una explicación tan vaga.

-   ¿Por qué? ¿Qué ha hecho o dicho para sacarte así de tus casillas?

-   Ya la has oído. Siempre quiere dirigir mi vida, y la de todos los que me rodean, que si eres mi novio, que si... – Buffy se interrumpió de pronto para preguntar a su vez, mirándole de frente:- Spike ¿te gusta Faith?

-   ¿Más que tú quieres decir?

-   Sss...sí.

Spike miró al espacio tras ella, inclinó un poco la cabeza en aquel gesto suyo que solía anticipar una descarga de sinceridad, que años atrás solía ser hiriente y ahora, abrumadoramente leal, pero siempre igual de desarmante.

- Es más divertida que tú. Mucho más incitante y sensual. Su cuerpo es más voluptuoso ¡Y sus labios! Son una tentación.- Spike la miró a los ojos mientras acentuaba su sonrisa.- Faith es el sueño de cualquier hombre hecho mujer.

-   Ah. – Buffy se sintió estúpidamente dolida.- Entonces, ¿tú también lo crees?

-   Yo no soy una excepción. Sí, Me gusta mucho Faith.

Buffy se maldijo por no poder cortar aquella conversación, sin embargo algo la incitaba a seguir preguntando, aunque sentía que su voz temblaba al hacerlo casi tanto como su cuerpo

-   ¿Te acostarías con ella si te lo pidiera?

Spike tardó mucho en responder. Y no porque estuviera pensando qué contestar. Más bien parecía que estaba escudriñándola a ella. Bajo la exhaustiva observación, Buffy se sentía nerviosa como una niña y la ligera sombra de burla que advirtió en los ojos de Spike no contribuía precisamente a mejorar la situación que ella misma había provocado. Sin poder resistirlo más tiempo, apremió la respuesta.

-   ¿Lo harías? ¿Te acostarías con ella?

En contraste, el monosílabo de Spike sonó con un aplomo y una sinceridad impresionantes en su sencillez.

-   No.

-  ¿Por qué no, si te gusta tanto? – Lo dijo casi con resentimiento.

-  Porque ella me gusta, pero a ti te amo. Y porque mientras eso sea así, y creo que lo será hasta el fin de mi existencia, no hay ninguna otra mujer sobre la tierra que pueda interesarme.

 

Seguían muy próximos, en aquella familiaridad que se había establecido entre sus cuerpos, tan acostumbrados el de uno al de otro. A veces, Buffy pensaba que eran como un único ser. Quizás fuera desde las noches de lujuria que habían compartido un año antes. Tal vez fuera por los años que llevaban colaborando como dos depredadores acostumbrados ya a cazar en pareja. Sí, pocas cosas eran ya más familiares para Buffy que el cuerpo de Spike. Su contacto la llenaba de confianza y calma, como estar en un territorio conocido donde podía sentirse segura.

A veces, sin embargo, como ahora, se sentía arder en su cercanía.

Spike seguía hablándole, en la intimidad no rota de su proximidad, las manos de Spike en su cintura, las de Buffy sobre el pecho de él. Pero aún más que su voz tranquila, era su mirada lo que Buffy sentía calar hasta lo más hondo de su ser.

-   Como le has dicho a Faith, no soy tu novio. Y eso hace que no tengas ningún derecho sobre mí. No puedes pretender fiscalizar mi vida.- Buffy ya lo sabía. Y se sentía temblar como un gorrión aprisionado en las manos de un niño y se desbocaba su respiración y su piel ardía allí donde se juntaba con la de Spike ¿Él no lo notaba?- Eres muy posesiva, Buffy. Así que, para tranquilizar tu increíblemente desarrollado sentido de la propiedad, te diré que, aunque no tengas ningún derecho, soy tu esclavo.

Bajando la cabeza, Buffy murmuró:

-   Nadie tiene derecho a esclavizar a un ser humano.

Spike la miró al fondo de sus pupilas con aquella serenidad que últimamente lo caracterizaba.

-   Yo no soy un ser humano.

La mano de Buffy sobre el pecho de Spike notaba la ausencia. La ausencia de calor, de respiración, de un corazón que palpitara bajo su piel pálida. Era cierto, Spike no era un ser humano. Era una bella estatua que la miraba con amor.

Le abrazó transida de emoción y de tristeza.

 

 

                                                            FIN