Profanación
(4 x04)
(Cuarta temporada, después de La hiriente luz del día)
-
¿Quedan aún
chocolatinas de Halloween?
-
Creo que
acabasteis con ellas en Halloween, Anya.
-
Deberías de
haber comprado más. Estaban buenas.
Giles
se marchó a la cocina sin responder. Quizás fuera el momento de una taza de té.
Al menos, el té nadie se lo disputaba. Se convertía en un ritual mágico
gracias al cual podía aislarse y conseguir durante unos minutos un remanso de
paz británica en aquel piélago de ruidosos adolescentes americanos.
Empezaba
a sentirse invadido por los scoobies.
Comprendía que era el mejor lugar para que Buffy entrenara. No le importaba que
Oz revisara sus discos. Podía admitir que Willow buscara entre sus libros y que
indefectiblemente, “reorganizara” su orden de forma diferente. Incluso
comprendía que Xander prefiriera venir a ver la tele a su casa en lugar de
encerrarse en el húmedo sótano de sus padres. Y a Anya se le acababa
apreciando su sinceridad, después de las cien primeras veces que le dejaba a
uno con la boca abierta… Pero todos juntos eran demasiados. Incluso él, que
se consideraba un hombre de nervios templados, en ocasiones pensaba que estaba
purgando con creces los crímenes del Destripador y que debía llegar el momento
de decir “basta”.
Cuando
regresó con su taza humeante en la mano, la situación no había mejorado.
Buffy compartía sofá con Oz y su guitarra. Willow sentada en el suelo, apoyaba
la espalda contra las piernas de su novio y hojeaba la Encyclopaedia
Averni con una mano, mientras
en la otra sostenía una ración de pizza. (Giles, súbitamente asaltado por un
terror bibliófilo, prefirió no mirar aquella peligrosa combinación de erudición
y comida rápida). En la butaca, Anya, en inverosímil postura, se ovillaba
sobre Xander que fingía ocuparse del mando a distancia aparentando que no
pasaba nada a pesar de que la mano de Anya desaparecía misteriosamente entre
sus ropas.
-
Eh, deja eso-
pedía Buffy. - Queremos ver algún canal más de dos décimas de segundo.
-
Preferentemente
el del concierto –apoyó Oz.- Es un directo estupendo.
-
Sólo un
momento. Estoy buscando… - se excusó Xander.
-
Yo también
estoy buscando –ronroneó Anya a su oído, pero no lo suficientemente bajo
como para que Giles no lo oyera.
El exvigilante se dio la vuelta dispuesto a volver a su exilio en la
cocina, pero en aquel momento Xander detuvo su zapping
en una imagen impactante del informativo local. Un cordón policial y un par de
coches de bomberos impedían a las cámaras acercarse más a un enorme socavón
de donde se elevaban columnillas de humo.
-
¡Dios santo!
¿Qué es eso?
“…Desde
hace unos días los habitantes de este barrio se han visto asaltados por una
cadena de extraños incidentes que han roto su tranquila existencia. Según las
autoridades no hay ningún peligro, pero algunos de ellos han decidido abandonar
sus casas.… “-explicaba la reportera.
-
¿No es esa la
calle donde…- empezó Willow.
-
Sí- ratificó
Giles.- Es el lugar donde Spike encontró la Gema de Amara.
Se
hizo el silencio en la sala, pendientes todos del comentario de la periodista
que transmitía la información en directo.
“Al
parecer, se trata de una acumulación de gas que ha provocado una explosión y
la consiguiente rotura de tuberías. Sin embargo, algunos vecinos con los que
hemos podido hablar, nos han comentado que ellos no han escuchado ninguna
explosión aunque, sin embargo, sí han visto emanaciones…
“
–¡Nada de emanaciones! – un tipo con cara de pocos amigos interrumpió a la
reportera.- Aquí pasa algo mucho más raro, aunque no nos lo quieran decir.
Eran columnas azules y como figuras. ¿Y qué me dice de los grifos que manan
sangre, eh?
“- En realidad, la oficina del alcalde nos ha asegurado que se trata de
filtraciones de aguas ferruginosas y que en ningún caso hay peligro para la
población. En estos momentos me comunican que tengo que devolver la comunicación.
“-
Gracias, Marcia. -La sonrisa dentífrica de la locutora del estudio puso fin al
reportaje desde el exterior .- Pasamos a publicidad y volveremos después con la
información meteorológica.”
Buffy
miró a Giles.
-
Algo no va
bien.
-
Creo que no.
Parece que el capítulo del Anillo de Amara tenía un epílogo.
-
Habrá que
investigar -sugirió Willow.
-
Sí, pero…
no será fácil. No hay muchas cosas fiables sobre la Gema de Amara. Ya os dije
que era una leyenda, algo que todo el mundo creía inexistente.
-
Pues lo
inexistente ha resultado existir, Giles – comentó Buffy.- Así que… si no
hay cosas fiables al respecto, habrá que buscar entre las que no lo son.
-
Sí, claro:
leyendas, textos apócrifos, relatos fantásticos… tenemos un amplio campo
ante nosotros. Mejor será que nos pongamos a la tarea cuanto antes.
Willow secundó la propuesta de Giles.
-
Yo miraré en
Internet. Hay un montón de sectas, teorías y cultos extraños. –Sonrió con
el entusiasmo que siempre la ganaba cuando se trataba de investigar.- Si quieres
cosas no fiables, ¡busca en la Red!
-
Estupendo.
–Buffy se dirigió a Oz.- Xander, tú y yo podíamos acercarnos con tu
furgoneta a ese sitio y mirar un poco qué pasa por allí.
******
Cuando
Buffy, Oz, Xander y Anya (a Anya no había quién la despegara de Xander)
llegaron al lugar de los extraños fenómenos comprendieron que no podrían
hacer gran cosa. La policía impedía que nadie se acercara a menos de cien
metros y los curiosos que se arremolinaban, las cámaras de televisión, vecinos
enfadados y algún político haciendo declaraciones que nadie creía formaban un
maremagnum en el que era prácticamente imposible sacar nada en claro.
Acordaron que Buffy se internaría a investigar en la red de saneamiento
mientras los otros tres preguntaban más detalles a los habitantes de la zona.
Buscando
discreción, Buffy tuvo que entrar por una alcantarilla bastante alejada y
recorrer después muchos metros de subterráneo. Finalmente llegó a una zona
derruida. El derrumbe había llenado de escombros la boca de un conducto lateral
que nadie se había preocupado de despejar. Cuando Buffy lo hizo, consiguió
entrar a un pasadizo que había sido abierto muy recientemente por la mano del
hombre. “O del vampiro”, se autocorrigió. Avanzó unos pocos metros más y
llegó a una especie de nave que se elevaba como un par de metros de altura y en
la que se arrumbaban, junto a unos taladros y otras herramientas modernas, una
serie de maderas, telas y resto de ajuar de lo que evidentemente había sido una
lujosa y antigua tumba. En el centro de la estancia, se conservaba aún el
esqueleto bastante deteriorado de quien había sido el destinatario del lugar.
Buffy echó una ojeada alrededor, pero no encontró nada que le pareciera de
interés. El sitio había sido eficazmente saqueado y apenas quedaba nada
relevante con la excepción del cadáver y la maquinaria moderna. Iba a volver
ya sobre sus pasos cuando algo llamó su atención. En los laterales del sarcófago
una luminiscencia azulada se extendía como una película gelatinosa sobre la
madera requemada.
-
¡Qué extraño!
–murmuró para sí. Cogió una muestra y la guardó cuidadosamente en el
envoltorio de celofán de un paquete de tabaco que encontró tirado en el suelo.
Luego se dirigió a la salida.
Cuando se reunió con los otros tres, se enteró de que tampoco ellos habían
tenido mucha suerte. Xander hizo el resumen:
-
La gente está
muy asustada y comenta todo tipo de historias increíbles: luces en la
oscuridad, fantasmas, alaridos,… pero se contradicen tan a menudo que es difícil
saber si no se trata de histeria colectiva.
-
Mi experiencia
es que cuando la gente dice cosas raras, es porque… pasan cosas raras. Vamos a
ver si Giles y Willow han averiguado algo más concreto.
Pero aún les esperaba otra sorpresa. Cuando fueron a montar en la
furgoneta de Dingoes ate my baby,
apenas abrieron la puerta, se la encontraron llena del mismo moco azul que Buffy
había encontrado en la tumba, aunque en cantidades mucho mayores.
-
Agghhh, qué
asco- chilló Anya.
-
¡Y yo
recogiendo muestras minúsculas!
-
Voto por pasar
por un túnel de lavado antes de ir a casa de Giles.
-
De acuerdo.
-Xander aprobó la propuesta de Oz.- Pero yo prefiero ir andando.
-
Pues alguien
tendrá que conducir…
Finalmente, Oz se sacrificó y fue a lavar primero el coche y después a ducharse él, mientras Buffy, Anya y Xander se encaminaban a casa de Giles.
*****
-
Realmente
pasamos muchas cosas por alto la vez anterior. – Giles limpiaba sus gafas,
después de haberlas utilizado para examinar atentamente los restos de sustancia
azulada que los chicos habían traído.- Debimos pensar que algo tan poderoso
como la Gema de Amara no estaba ahí, al alcance del primer idiota que quisiera
cogerlo.
-
Nosotros no
fuimos el idiota –arguyó Buffy- Sólo se lo quitamos a Spike... para hacer un
mejor uso de él.
-
Sí, pero, en
cualquier caso, teníamos que haber investigado más. Si lo hubiéramos hecho,
habríamos sabido que debíamos prepararnos para esta nueva amenaza.
-
¿Moco azul?
–preguntó Anya. – Repugnante, sí, pero amenaza…
-
Ese moco azul
como tú le llamas no es el verdadero peligro. Parece más bien una sustancia
residual de algo, alguna forma misteriosa de energía que se ha activado en esa
tumba.
-
La Gema de
Amara no pertenece a esta dimensión- terció Willow.- Por lo que hemos podido
averiguar, es el fruto de seculares esfuerzos de los vampiros para apropiarse de
un poder no terrenal y mantenerlo sometido. Amara es el guardián del Anillo. O
la guardiana, eso no queda muy claro.
-
El hecho
–continuaba Giles- es que fue traído a nuestra dimensión y escondido para
que no pudiera ser profanado. Amara, sin duda el cuerpo del sarcófago que
descubrió Buffy, fue sepultado junto al anillo para protegerlo durante
milenios. Es el guardián del anillo y el guardián de la puerta.
-
¿La puerta?
-
A los espacios
demoníacos de donde procede. Amara y su anillo fueron encerrados junto con el
talismán que mantiene el paso cerrado.
-
¿Tenéis idea
de cómo es ese talismán?
-
Sí, las
leyendas hablan de un colgante, un amuleto que debía reposar sobre el pecho de
Amara. – Giles buscó una ilustración en blanco y negro en uno de sus libros
y se lo mostró a los chicos.
-
Allí no había
nada semejante –aseguró Buffy.
-
Dijiste que la
tumba había sido saqueada. Si se lo han llevado, el sistema de seguridad ha
quedado roto y se han desencadenado fuerzas desconocidas. Seguramente, ahora la
puerta está abierta. O puede ser abierta.
Anya interrumpió con un inusitado interés.
- ¿Eso significa que los demonios embarrancados en esta dimensión podríamos
volver a la nuestra?
- Bueno… no lo sé. En realidad… no sé gran cosa de lo que esto
significa.
- ¿Y qué puede pasar? – preguntó Buffy.
- Generalmente, no es bueno crear pasadizos interdimensionales. El equilibrio entre nuestra realidad y otras es precario y desestabilizarlo puede acarrear consecuencias catastróficas… pero de momento no ha ocurrido nada grave. Quizás la puerta se cierre por sí misma.
-
Sí, los mocos azules desaparecen con agua. Nada que no pueda arreglar una buena
tintorería o un lavado exhaustivo de los coches. –Bromeó Xander-
Podemos permitírnoslo.
La
expresión preocupada de Giles puso en guardia a Buffy.
-
Pero la parte
mala del asunto es que…
El
exvigilante carraspeó.
-
Igual no hay
ninguna parte mala, pero..
-
¿Ninguna
parte mala? ¿Cuándo ha ocurrido eso? Venga, Giles, dinos cuál es el
“pero”.
-
Resulta muy
extraño que entre todas las personas y cosas que estaban cerca del socavón,
fuera precisamente vuestra furgoneta la que se llenara de la sustancia azulada.
Es como si … estuviera buscando algo concreto y finalmente hubiera encontrado
su objetivo.
-
¿Una
furgoneta? – preguntó incrédulo Xander.
-
Yo llevé en
ella el anillo hasta Los Angeles –recordó Oz.
-
Y yo lo tuve
en la mano.- Buffy miró con aprensión su piel y sus ropas ahora limpias, pero
sobre las que, ahora estaba convencida de que no eran aprensiones suyas, la
luminiscencia se había fijado con mayor intensidad que sobre los demás. Igual
que le había ocurrido a Oz.
-
¿Creéis que
nos está buscando?- preguntó Buffy.
-
No a nosotros,
sino más bien al anillo.
Willow
completó la explicación de Giles.
-
Las leyendas
dicen que quien ose turbar el reposo de Amara y arrebatarle su tesoro, se verá
expuesto a su cólera vengativa.
-
¡Qué bien!
Hace mucho que no teníamos una de cólera vengativa.
-
“Cuando el
terrible sacrilegio fuere cometido, sólo la reparación del daño devolviendo
la Gema a su legítimo dueño y resarciendo la profanación calmará la furia
sangrienta de Amara y sus Emisarios” – recitó Willow. A continuación
explicó- Los Emisarios parecen ser formas de energía incorpóreas. Supongo que
es lo que causa el moco.
-
¡Genial!
Tenemos ira sangrienta, moco azul, puertas interdimensionales y un cadáver
cabreado.
-
Bueno, al
menos, tenemos también la solución para calmar tanta furia. –Buffy se dirigió
hacia el teléfono, hablando para sí- Angel
va a pensar que soy poco seria. Le hago un regalo después de haber roto y ahora
se lo quito, pero en fin, le llamaré y le pediré que devuelva el anillo.
Oz,
le quitó suavemente el auricular que la muchacha ya tenía en sus manos.
-
Me temo que
Angel no podrá devolverlo, Buffy. Lo ha destruido.
-
¿Qué? Vaya,
ya sé que no era de su estilo, pero no creí que le pareciera tan hortera.
-
No te lo
comenté antes, porque pensé que quizás te sentara mal- explicó Oz.- Angel
dijo que si se volvía invulnerable, olvidaría el dolor de los que ha jurado
proteger. Creo que era una decisión meditada y consciente.
A
Buffy no le cabía duda. Inclinó la cabeza.
-
Confío
plenamente en Angel. Si él pensó que era lo más conveniente, no tengo nada
que decir.
Giles
volvió a situar el asunto en sus términos reales.
-
Sí, pero
seguimos teniendo a alguien muy enfadado que quiere recuperar su joya.
-
Y, además,
está eso de “resarcir la profanación con sangre” – apoyó Willow.
-
Bueno, si no
podemos devolver el anillo -empezó Buffy-, le daremos al profanador.
Willow
dilató sus ojos de asombro.
- ¿Vas a entregar a Angel?
- No. – Buffy cruzó sus brazos sobre el pecho.- A Spike.
*****
Dar
con Spike en realidad no fue demasiado difícil. Una visita a los tugurios
habituales de la ciudad y las preguntas en el tono adecuado en Willie´s
informaron a la pandilla de que el vampiro rubio había regresado de su excursión
a L.A. y que ya llevaba unos días de vuelta en la ciudad. Localizarlo se
presentaba como algo más peliagudo porque “salir a la luz” nunca había
sido intención de ningún vampiro y mucho menos de la alimaña artera que era
Spike. Pero Buffy estaba decidida a encontrarlo por mucho que se ocultara y
aunque tuviera que revisar los doce cementerios de Sunnydale y poner patas
arriba todas las cuevas, casas abandonadas, alcantarillas y cuantos cubículos
pudieran servir de refugio a su apestosa raza. “Por mucho que se esconda esa
rata, daré con su nido”- había prometido. Una promesa que habría sido algo
complicada de cumplir, de no haber contado con la ayuda inestimable de Willow. A
la pelirroja se le ocurrió que si Buffy, Oz y su furgoneta habían sido
“impregnados” de la sustancia azul por haber estado en contacto con el
anillo de Amara, a Spike debería de haberle ocurrido lo mismo y, dado que aquel
elemento era de origen místico, podía ser también localizado utilizando un
“sencillo” procedimiento mágico que nadie entendió. Xander, un tanto
aguafiestas, comentó que Spike no sería el único “señalado” con el trazo
azul, pues otras personas, en mayor o menor medida, habrían estado en contacto
con el anillo. Ellos mismos, por ejemplo, y seguramente los esbirros que Spike
habría necesitado. Todo ello suponiendo que los “Emisarios de Amara”
tuvieran que limitarse a Sunnydale, porque si podían viajar hasta Los
Angeles… Afortunadamente, Willow
volvió a aportar una solución. Dijo que un hechizo localizador sería
efectivo, aunque para que señalara con precisión a Spike y no a otros
“contaminados”, necesitaban algo que le perteneciera.
-
¡Qué lástima!-
comentó Buffy.- Podía haberle arrancado un brazo la última vez que peleé con
él. ¡Una oportunidad perdida! Recuérdame que lo haga en la próxima ocasión.
-
Desgraciadamente
con los sarcasmos no solucionamos el problema –lamentó Giles.
-
¡Eh, espera!
¿Servirá esto? – Buffy rebuscó en un cajón y finalmente tendió a Willow
el celofán pringoso donde había traído la muestra azul que encontró en la
tumba de Amara.
-
¿El paquete
de tabaco? – Willow arrugó su naricilla, con un gesto a medio camino entre el
asco y la desconfianza.- ¿Será suyo?
-
¡Fijo! ¿Conoces
algún otro vampiro que fume? Sólo Spike es capaz de buscarse un cáncer, sin
tener siquiera un sistema respiratorio funcional.
-
Bueno, quizás
sirva. Probaremos.
Sirvió.
Willow hizo las ceremonias de rigor, murmuró frases ininteligibles en algo
parecido a latín, apestó toda la casa con sus sahumerios y finalmente una
diminuta lucecilla verde empezó a girar en torno a su cabeza. Después tras una
nueva orden de la bruja, la chispa danzarina salió por la ventana y empezó a
desplazarse con elegancia en la noche.
Xander
y Oz la siguieron. Buffy fue en busca de sus armas y Willow y Anya cargaron el
viejo tiburón de Giles con cuantos artefactos les fue pasando el inglés.
-
Parecemos una
expedición del Inspector Gadget.
-
Spike es una
criatura astuta y peligrosa- argumentó Giles.- Y debemos capturarlo vivo, lo
que hace más difícil aún la misión. No estará de más tomar todo tipo de
precauciones.
-
Yo creo que
debería encargarse Buffy- protestó Anya- Es lo que hace la cazadora ¿no? Que
lo cace. Los demás no tendríamos por qué pasar frío de noche. Todos los demás
tendríamos que estar en la cama. No quiero decir que estemos todos juntos en la
misma cama, pero Xander y yo…
-
Anya,…
-
Y además…
-continuó la demonio- ¿por qué tenemos que cogerlo vivo? Si es tan peligroso
ese vampiro, que lo mate Buffy de una vez. Matar a la presa es la estrategia
correcta de caza, ¿no?
Giles
se armó de paciencia para explicar otra vez lo evidente.
-
No podemos
matarlo, porque debe llegar con vida al ritual de reparación.
-
¿Para que
Amara lo mate? No matar a alguien para matarlo después es absurdo. ¿Y tú
crees que ese Amara no agradecerá que le demos el trabajo ya hecho? A todo el
mundo le gusta que faciliten su tarea. Es como la comida precocinada…
- ¡Anya, basta!
******
La
pandilla se reagrupó y tomó posiciones en el exterior del nuevo refugio de
Spike. Era una lonja abandonada que probablemente había sido el garaje de una
casa ya casi derruida en mitad de la nada. Un lugar ciertamente solitario y
discreto. Por una rendija de la puerta medio desvencijada atisbaron a Spike.
Estaba oscuro, pero la luz de la pantalla de televisión era suficiente para
identificar su perfil. Estaba atravesado en un sillón, con una pierna sobre el
brazo mullido del asiento y enfrascado por completo en seguir la telenovela.
Buffy murmuró las últimas órdenes y, después, abrió de golpe.
Al
verla, Spike saltó del sofá y se puso en guardia.
-
¡Qué
acogedor! – se burló la cazadora.
-
¿Por qué será
que de pronto me lo parece un poco menos?
-
Me da la
impresión de que no soy bien recibida. ¡Qué mal anfitrión, Spike! –añadió
reprobadora.- Menos mal que yo no necesito ser invitada para entrar en tu casa. Voilà.
– Uniendo la acción a la palabra, Buffy avanzó teatralmente un paso y
se metió en el interior.
-
¿No crees que
entre tu ex y tú me habéis jodido ya bastante? Podías tener la delicadeza de
dejarme ver la tele en paz. ¿Qué quieres ahora?
-
Resulta que
esta vez has cabreado a alguien más incluso que a mí. Alguien que estará
encantado de conocerte. Y yo os voy a proporcionar una cita.
-
¿De qué estás
hablando, cazadora?
-
Del anillo de
Amara, el que tú robaste profanando una tumba sagrada que ahora reclama
venganza.
-
¿El que tu
novio me birló a mí fastidiándome un plan estupendo y acabando con mi
colaborador, todo eso sin contar con mis daños emocionales? Sí, a mí también
me gustaría vengarme.
-
Pues déjalo
para más tarde. Ahora tenemos que buscar a Amara para que podáis intimar.
Spike,
aparentemente calmado, avanzó hacia ella, acercándose a la puerta ante la que
se interponía la cazadora. El movimiento no pasó desapercibido para Buffy. Era
evidente que Spike estaba planeando su estrategia y tomando posiciones para
intentar la huida. El vampiro sonrió despacio.
-
No te ofendas,
pero no quiero salir contigo esta noche, cielo.
-
Vas a venir de
todas formas –aseguró Buffy. - Podemos hacerlo por las buenas o por las
malas. – Mimosa, pidió con un mohín:- Y por favor, por favor, Spike, dime
que lo haremos por las malas.
La
sonrisa de Spike se hizo más amplia.
-
Yo nunca le niego nada a una chica, luv. – Se acercó aún más. Hasta él
llegaba el calor que emanaba el cuerpo de Buffy y podía percibir la tensión de
los músculos en la inmóvil figura femenina que tenía ante sí. También él
estaba en tensión. Mantenía su sonrisa, sus movimientos calculadamente lentos
y medidos, pero los dos se sabían prestos para abalanzarse el uno contra el
otro. Sólo era cuestión de que uno tomara la iniciativa.
Fue
Spike. Con agilidad de felino se lanzó contra la muchacha metiendo un gancho
desde abajo contra su mentón con tanta fuerza que la levantó en el aire antes
de tumbarla en el suelo. No se preocupó de comprobar la eficacia de su puñetazo.
Sabía que había sido demoledor, pero también que la cazadora se reharía
pronto. Sin dedicarle ni una mirada echó a correr hacia la puerta. No llegó a
alcanzarla. Buffy, desde el suelo, cogió el pequeño televisor de Spike y se lo
lanzó contra las piernas. El vampiro tropezó y cayó. Cuando Buffy se aproximó,
Spike, con más fuerzas de las que ella pensaba, se revolvió para recibirla con
otro puñetazo tan granítico como el anterior y que volvió a dejarla sin
aliento. La cogió como si fuera un muñeco y la lanzó a través de la puerta
entreabierta.
-
¡Ahora!- se
oyó en el exterior. Xander y Oz lanzaron una enorme red que… capturó a
Buffy.
Inmovilizada
la cazadora, Spike aprovechó la oportunidad. Saltó por encima del cuerpo
femenino enredado en la maraña de cuerdas y ganó la salida.
Habría
escapado de no ser porque en aquel momento Giles surgió de las sombras con el
rifle de dardos paralizadores que usaban contra Oz.
- ¡Maldita sea! –escupió Spike mientras se sentía caer en un pozo de negrura insondable décimas de segundo después de notar en su cuerpo el aguijón del disparo.
******
Bien,
-preguntó Buffy- ¿ahora qué hacemos?
-
Supongo –
tartamudeó Giles - que debemos invocar a Amara para que se materalice y podamos
ofrecerle nuestro sacrificio de apaciguamiento.
-
Spike.
-
Sí, Spike.
-
Me encantará
deshacerme de él. Y sin tener que mancharme siquiera las manos. A ver si ese
tal Amara es puntual.
-
Willow, deberías
empezar…
-
Quizás no sea
necesario – advirtió Oz. Una especie de humo serpenteante llegaba del
exterior y danzaba al otro lado de la ventana.
-
¿Le abrimos
la puerta?
-
No. No es
Amara –aseguró Giles- Todavía no. Sólo sus Emisarios. Nos han localizado.
Mientras
los scoobies deliberaban en el piso superior, Spike se despertaba en la jaula
que una vez al mes acogía a Oz. Tardó un poco en ubicarse y recordar lo que le
había ocurrido. Poco a poco sus sentidos fueron recuperando la normalidad, pero
él no se movió ni un milímetro. No estaba solo. Podía oírlos y también
verlos, si giraba un poco la cabeza. Al otro lado de las rejas, una pareja se
afanaba con plena dedicación en besarse y meterse mano. Seguramente, deberían
vigilarle, pero se habían desentendido por completo de él, mucho más
interesados en explorarse mutuamente el cuerpo.
Estaban
tan enfrascados en su tarea que aquellos dos no se enterarían ni de una
estampida de búfalos que se produjera ante sus narices. Sería el momento
perfecto para intentar algo, si le hubieran dejado alguna oportunidad, pero
Spike se dio cuenta de que no era así. Estaba aún algo atontado, con las manos
esposadas a la espalda y tendido sobre las frías losas de aquella celda con
barrotes de acero. Así que se incorporó resignándose a dejar el intento de
fuga para más adelante.
-
¿El espectáculo
porno va también incluido en el hospedaje? Porque si es gratis, vale, pero si
no, podíais ofrecer algo menos anodino…
Xander
dejó a Anya y se encaró furioso con el vampiro:
-
¡Cállate,
Spike!
-
O si no ¿qué?
– preguntó retador el prisionero. - ¿Vas a abrir esta puerta y darme una
paliza? ¿Tú solito?
Desde
luego Xander no iba a cometer semejante locura, ni aunque el vampiro consiguiera
enfadarle mucho más. Recobró la calma y se volvió hacia Anya.
-
Voy a avisar a
Buffy de que se ha despertado.
-
Sí, claro –
seguía burlón Spike.- Llama a mamá cazadora. Ve corriendo y dile que el niño
malo te quiere pegar.
Xander le lanzó una última mirada de odio, pero pensó que no merecía siquiera el esfuerzo de una contestación y salió en silencio después de dar un último besito de Anya.
****
O
sea que eres la novia de ese humano patético- preguntó Spike a la exdemonio al
quedar los dos a solas.
-
Xander
no es patético.
-
Ya,
claro, y si yo no estuviera atado y él tuviera tiempo libre, tu novio me daría
una lección de respeto.
-
Para
que recibas una lección, me basto yo. Si quisiera hacerlo. Yo soy un demonio
mil veces más poderoso que tú.
-
Vaya,
bonita, ya veo que la hipérbole es lo tuyo.
Anya
no entendió nada de lo que decía el vampiro enjaulado, pero sí sabía que se
estaba burlando de ella y eso, Anyanka, demonio vengador durante milenios de las
maldades del sexo masculino, lo llevaba francamente mal. Se acercó despacio,
clavándole la mirada y diciéndole en voz tan baja que, a otro que no fuera
Spike, conseguiría provocarle un escalofrío de temor.
-
Podría
llenarte de pústulas malolientes, podría hacer que fueras estrangulado por tus
propios intestinos; podría hacer que tus sesos, si es que los tienes, se
licuaran y salieran goteando por tus orificios anatómicos; podría ...
-
Caramba,
eso es lo que yo llamo un programa de festejos apasionante. Variado y
apasionante
Anya
quiso volverle la espalda con desprecio, pero desde que era humana, el desprecio
era algo que no dominaba. Prefería la furia y la amenaza, aunque no tuviera
mucha base sólida.
-
Aprenderás
a respetar a Anyanka, la poderosa.
-
Sí, la
poderosa novia del patético Xander- rubricó burlón Spike.
-
Oye -se
revolvió Anya-, te creerás muy listo, pero eres tú quien está encerrado,
maniatado y a punto de ser entregado para un ritual sangriento.
-
Cierto.
– Reconoció por primera vez el vampiro.-Creo que... necesito ayuda.
-
¡Ja!
–rió triunfadora Anya. Si conociera a Spike, sabría que él sólo retrocedía
para coger impulso. O para engatusar a quien tuviera enfrente.
-
Los
demonios deberíamos ayudarnos –susurró con la actitud más seductora de que
era capaz el seductor Spike.
-
¿Cómo
te atreves? Acabas de reírte de mí y de insultar a mi novio.
-
No me
he reído de ti. Sólo intentaba... conocerte mejor para establecer una relación
más profunda y sincera. Y lo de insultar a tu novio... es muy difícil no
hacerlo.
Anya irguió la barbilla, ofendida.
-
Xander
es un hombre admirable que laboralmente se está abriendo paso en el mundo de la
iniciativa privada. Y es bueno en el sexo.
-
¿Sí?
¿Es bueno? Quién lo diría. En fin, en cualquier caso estoy seguro de que yo
podría ofrecerte algo más de lo que te da él.
Anya
se acercó con curiosidad.
-
Tú no
eres un hombre.
-
Bueno,
técnicamente, no; pero, anatómicamente, te aseguro que puedo cumplir
perfectamente el papel.
Anya lo miró con un renovado interés.
- Quizás sea cierto que puedes darme algo que me interese.
****
Unas
horas después, en el piso de arriba, Giles y Willow seguían evaluando la
situación, mientras el resto de scoobies esperaban entre
desconcertados y aburridos. De vez en cuando unas inofensivas pero incordiantes
formas gaseosas serpenteaban por toda la casa y se arrastraban entre los muebles
dejando su identificador pringue azulado. Al principio los asustaban con el
silbido que hacían si su desplazamiento era más brusco de lo habitual. Al
poco, sin embargo, la pandilla se había acostumbrado a aquella presencia casi
silenciosa hasta el punto de que Buffy y Xander entretenían su tedio con una
partida de parchís, mientras Will y Giles seguían enfrascados en sus libros.
Oz estaba abajo vigilando a Spike.
Xander
lanzó los dados y al rodar sobre la mesa, una nube azulada se interpuso en su
trayectoria. Sonó un chisporroteo siseante y uno de los dados se disolvió en
una diminuta lluvia como de confetis. El otro dado saltó inverosímilmente
sobre el tablero y cayó al suelo chamuscado.
Se
miraron asombrados.
-Ya
no parece tan inofensivo – murmuró Buffy.
-
¿Qué
está pasando? –preguntó Xander con cara de preocupación.
Giles
improvisó una explicación.
-
Parece que... está acumulando
energía. De momento, nuestra masa es demasiado grande para que pueda interferir
con ella, pero los objetos diminutos pueden empezar a sufrir los efectos de la
distorsión que se ha generado al abrir la puerta interdimensional.
-
Y... ¿qué
podemos hacer? –Preguntó Buffy con no menos preocupación.
-
Creo...
creo...-balbuceó Giles- que se está disponiendo la aparición de Amara en todo
su poder. Deberíamos estar preparados.
-
Repito
la pregunta: ¿Qué podemos hacer?
-
Supongo
que estaría bien calmar a Amara cuanto antes. Por una vez me alegro de tener a
Spike cerca – suspiró el vigilante.
Willow intervino:
-
Y no
deberíamos olvidar el talismán. – La vocecilla de Willow les obligó a
recordar que aún les quedaban mucho cabos por atar.- Dada la distorsión
creada, es vital que lo encontremos para restaurar
el equilibrio entre las distintas realidades. De hecho, no me gustaría tratar
con Amara sin tener algo con que poder controlarlo.
- El talismán... –repitió Buffy.- Spike es seguramente el último que lo vio. Incluso quizá sepa aún donde está.
******
Buffy
bajó al sótano y sustituyó a Oz en su labor de vigilancia. Se acercó a la
reja con cara de pocos amigos. Estaba dispuesta a que aquel indeseable soltara
su información a cualquier precio y no tenía muchas ganas de andarse en
contemplaciones, sobre todo si terribles peligros sobre los que sabían tan poco
se cernían sobre sus existencias.
-
Buenas
noches, Spike.- Buffy entrelazó sus manos a la espalda y avanzó despacio y
calmada hacia la celda.- Me
pregunto si de verdad va a ser una buena noche, aunque estoy segura de que de
una forma u otra, tú vas a colaborar a mi felicidad. La cuestión es de qué
manera. Dime, ¿me vas a decir lo que quiero saber sobre ese talismán o, por el
contrario me darás una excusa para patearte el culo?
Spike distendió despacio sus labios. Inclinó levemente la cabeza y su
lengua asomó un poco entre aquellos dientes letales. Cuando comenzó a hablar,
Buffy ya sabía que su mente venenosa emponzoñaría también sus palabras.
-
Vaya,
cazadora, creí que me ibas a pedir otro tipo de
“alegrías”. Últimamente se te ve muy necesitada. Por el cabreo que
te gastas, me da la impresión de que la sabandija, ¿cómo se llamaba? ¿Parker? no
estuvo a la altura. Si puedo ayudarte,…
Buffy fingió no oírle, aunque sintió que una oleada de furia la invadía
por momentos. Especialmente contra sí misma, por darle a aquel degenerado la
menor oportunidad de una alusión obscena. Procuró calmarse.
-
¿Dónde
está el medallón de Amara?
-
¿Te
refieres al anillo? ¿Ése que tu ex, el Enorme Cabeza Hueca, me ha robado? ¡Ni
me lo menciones! Todo es culpa suya. Yo me esfuerzo en conseguirlo, trazo el
plan, hago todo el trabajo y él se queda con el fruto de mi sudor.
-
Él no
se ha quedado con nada. Angel ha destruido el anillo.
-
¿Qué?
–Spìke rebosaba de auténtica indignación.- O sea que al condenadamente estúpido
de Angel, al muy imbécil, no se le ocurre nada mejor que destruir mi anillo.
-
¿”Tu”
anillo? Estaríamos todos mucho mejor si tú lo hubieras dejado tranquilito bajo
tierra. En cualquier caso, no te estoy preguntando por el anillo, sino por el
talismán, una especie de colgante o medallón…
Buffy se acercó lo suficiente para que pudiera ver la ilustración que
Giles había encontrado.
-
Ah. Sí.
Ahora lo recuerdo.
-
¿Y?
-
¿Es
importante?
-
Quizás
lo suficiente para que este mundo no desaparezca. En cualquier caso, para ti es
trascendental. De él depende si tu futuro como montoncito de polvo es inminente
o lo posponemos aún un poco más.
Spike no pareció para nada impresionado. Se encogió de hombros y explicó:
-
Creo
que estaba sobre el cuerpo, pero yo sólo me preocupé del anillo... El medallón
me pareció una baratija. Se lo di a Harmony.
-
¿Crees
que me voy a tragar eso? ¡Ni siquiera tú serías tan estúpido!
-
No
tienes ni idea de lo que yo daría a veces para que se callara –suspiró
Spike.
Buffy
volvió a la carga
-
Y ¿dónde
está ahora Harmony?
-
Ni puta
idea.
-
¡Vamos!
Es tu novia...
-
Digamos
que mi vida afectiva no tiene mucha estabilidad últimamente.
-
¿Habéis
roto?
-
En el
muy hipotético caso de que alguna vez hubiéramos estado unidos, sí. Parece
que Harm no me apreció mucho el honor de probar en ella la infalibilidad del
anillo.
-
¿Intentaste
matar a tu novia? – Buffy no pudo evitar el gesto de repugnancia. -Eso es
demasiado repulsivo hasta para ti.
Spike la miró insolente sin molestarse en negar.
-
El caso
es que vuelvo a ser libre como los pajarillos. Tú lo viste, de nuevo en un
pisito de soltero.
-
Pero
seguro que sabes dónde encontrarla.
Spike
frunció los labios en un gesto descarado:
-
¿Y qué
me vas a dar si te lo digo, cazadora?
Buffy,
le cogió de la ropa a través de las rejas.
-
Qué no
te voy a dar. Si me lo dices, no te daré una paliza de muerte.
Con
los dos rostros muy próximos, Spike sonrió displicente:
-
Bah,
cazadora, amenazar con la muerte a quien ya está muerto demuestra muy poca
originalidad.
-
Si a ti
mismo no te importa…más fácil me lo pones. A las alimañas como tú, se las
destruye sin contemplaciones. Dame una buena razón para no hacerlo.
Spike se tomó su tiempo, el necesario para que la cazadora pudiera
apreciar cómo se concentraba en su mirada todo el odio que sentía destilar
poco a poco hacia ella. Cuando habló de nuevo, lo hizo con una calma gélida
que demostraba bien a las claras todo su desprecio y su nulo temor.
-Me necesitas.
Luego, con un movimiento brusco, se soltó de las manos de Buffy que
sujetaban su camisa. Retrocedió un paso para situarse fuera de su alcance al
otro lado de la reja y recolocó sus ropas con parsimonia chulesca. Había
desaparecido el odio intenso de su mirada y ahora recuperaba aquel aire de
juvenil despreocupación que a veces le caracterizaba.- Y cambiando de tema,...
tengo que ir al baño.
-
No
digas tonterías. ¿Crees que voy a caer en un truco tan pueril?
-
Me tenéis
aquí encerrado desde hace más de cinco horas. Quizá yo diga tonterías, pero
mi vejiga va muy en serio.
Buffy
le miró. Spike le sostuvo la mirada, insolente pero firme. Quizás fuera
cierto. Vaciló un momento y luego se decidió a abrirle la puerta de la jaula.
-
Es esa puerta, la de la derecha. Pero si planeas algún truco, te aseguro que no
te va a servir.
Spike
no se movió
-
¿Qué pasa ahora?
-
Falta algo ¿no te parece?- Spike seguía esposado. Con un leve gesto de la
cabeza se lo indicó.
-
¡Ni hablar! No voy a soltarte.
-
Vale. Pero yo necesito unas manos libres. Así que… o me sueltas o me ayudan
las tuyas – Buffy le miró con un profundo desagrado, sin acabar de dar crédito
a lo que Spike le pedía ¿Era una burla, una provocación… o hablaba en
serio? Ciertamente no sabía qué podía ser peor.- Por mi parte, no tengo ningún
inconveniente en que investigues en mi bragueta.- Acentuó la burla con un gesto
sensual de sus labios que hicieron aún más odiosa su boca. Buffy sintió
irreprimibles deseos de partírsela.- Puede que te guste lo que encuentres,
cazadora.
-
¡Callate! Lo único que podría gustarme de ti es tu silencio, preferentemente
eterno.- Buffy no quiso pensárselo más y lo soltó.- Sigo siendo más fuerte
que tú. No necesito que estés atado para darte una paliza.
******
Spike
se dirigió hacia el baño y cerró pudorosamente la puerta tras él. Un poco
después, Buffy oyó la descarga de la cisterna y esperó pacientemente a que
reapareciera el vampiro. Pasó un minuto largo. Después otro. La puerta se
mantenía cerrada a cal y canto.
-
Estás
tardando mucho. Sal ya.
Se
acercó y escuchó. Silencio absoluto.
-
Spike,
no quiero bromas. Sal de una vez.
Buffy
empezó a pensar en lo imposible. El baño no tenía otra salida. Sólo un pequeño
respiradero con rejilla por donde de ninguna manera el vampiro podría haber
pasado. Tan factible como colarse por el desagüe. Imposible. Sin duda, tenía
que seguir dentro.
- Spike
no quieres que entre a buscarte, te lo aseguro.
Ni
un roce, ni el más leve rumor. Sólo el silencio absoluto. Buffy comprendió
que no le quedaba más remedio.
-
Bien, tú
te lo has buscado. –Dio una patada a la puerta que resistió el primer envite,
pero saltó al segundo. Unas cuantas astillas volaron y la madera se resquebrajó
aguantando sólo mal sujeta por las bisagras.
Pero Buffy no tuvo tiempo de evaluar la situación. En el mismo instante
en que la puerta cedía, algo impactaba contra su rostro con la potencia de una
fuerza cósmica. Medio conmocionada, Buffy cayó hacia atrás, comprendiendo
demasiado tarde que dar a Spike la oportunidad de preparar su ataque era un
error que nunca debió haber cometido. El privilegiado oído del vampiro podía
captar sus movimientos al otro lado de la puerta casi como si la estuviera
viendo y eso le había dado la ventaja definitiva. Pacientemente había estado
acechando el momento oportuno y Buffy había caído en la trampa, de la forma más
estúpida. Sólo después Buffy vio que le había golpeado con un pesado cajón
que había quedado hecho trizas en el suelo junto a ella. Para cuando la
muchacha recuperó su capacidad de reacción, apenas unas décimas de segundo
después, ya era demasiado tarde. Spike salía pitando escaleras arriba y había
tomado demasiada ventaja para que ella pudiera inteceptarlo. Corrió tras él,
pero sólo tuvo tiempo de ver, ya en el exterior, cómo montaba en la furgoneta
de Oz, que seguía aparcada frente a la casa, y arrancaba para escapar a toda
velocidad.
No tardaron en llegar los demás.
-
¿Qué
ha ocurrido? – preguntó Giles.
Buffy se frotaba aún la zona dolorida, aunque le escocía todavía más
el orgullo por haberse dejado burlar por aquel embaucador, tramposo, mal
bicho…
-
¿Se ha
escapado Spike?- preguntó Willow buscando una inútil confirmación a lo
evidente.
-
¡Me ha
engañado el muy…!- El desaliento llenó la voz de la cazadora.- Lo hemos
perdido.
La
voz calmada de Oz dio una versión ligeramente distinta.
-
Parece
que no del todo.- Las serpenteantes formas azules se estaban dividiendo y una
parte de ellas se entrelazaban para formar un irisado río gaseoso que se movía
con lentitud abriendo un nuevo curso por la ruta que Spike había seguido.
-
Iremos
tras él. Podemos usar el coche de
Giles.
-
¿El
tiburón? – Xander movió la cabeza en un gesto que a Giles le pareció un
poco displicente.- Es imposible que entremos los seis en él.
-
¿Seis?
– Willow hizo el recuento de los presentes: Giles, Buffy, Xander, Oz y ella.-
Sólo somos cinco.
-
¿Dónde
está Anya?
-
Hace un
rato que no la veo.- murmuró Xander con preocupación.- ¡Le habrá hecho algo
ese vampiro! Ese despreciable asesino… Lo voy a matar en cuanto lo vea.
- No digas tonterías, Xander- le calmó Giles.- Spike no ha tenido tiempo de nada. Anya estará por ahí. Como no la necesitamos y tampoco iba a entrar en el coche, será mejor que nos vayamos sin esperarla. Déjale una nota, si quieres.
*****
Spike
se saltó un par de semáforos rojos en aquellas calles afortunadamente
desiertas y derrapó un poco al coger un cruce a demasiada velocidad
-
¡Eh, ten más cuidado! -Protestó una voz que emergía del asiento de atrás-
¿Dónde te han dado el carnet de conducir?
Spike
casi volvió a salirse de la calzada cuando miró hacia atrás. (El retrovisor,
como todos los espejos, era un artilugio poco apreciado por él). Anya se
desembarazaba entonces de las ropas con que se había ocultado e intentaba
llegar hasta el asiento del copiloto.
-
¿Qué
diablos haces tú aquí?
-
¿No
pensarías que te iba a dejar solo, verdad? No me fío de ti. A mí no me vas a
engañar tan fácilmente como a esa tonta de Buffy. Hemos hecho un trato y yo he
cumplido mi parte. Te dejé las llaves de la furgoneta en el servicio tal como
acordamos; ahora te toca a ti. Tienes que entregarme ese talismán que abre la
puerta para que pueda volver a mi dimensión.
-
Claro,
cielo ¿qué te hace pensar que no iba a cumplir mi palabra?
-
No sé,
¿quizás el hecho de que salieras huyendo? Supuse que no estarías precisamente
ansioso por volver donde los scoobies.
-
¡Esa
panda de inútiles…! Son peores que la sarna. Pero tú eres distinta,
preciosidad. Tú y yo somos de la misma casta.
-
Por si
acaso se te olvidaba. Dame el amuleto –exigió Anya.
-
Primero
tendré que encontrarlo. Y cuando lo encuentre quizás lo necesite yo. Me parece
que me va a venir bien tener algo con que negociar.
-
¿Ahora
quieres quedártelo tú? ¡Ése no era el trato!
-
Mira,
preciosa, vamos a dejar de discutir. Ni siquiera lo hemos encontrado todavía.
Será mejor que unamos fuerzas. ¿Tú sabes cómo funciona?
La
boca de Anya dibujó un gesto de frustración que a Spike le pareció delicioso.
-
Ni
siquiera lo he visto. No tengo mucha idea, pero no suele haber gran diferencia
entre las llaves interdimensionales. Supongo que bastará con un conjuro estándar.
¡Al menos eso quiero creer porque es lo más cerca que he estado de recuperar
mi estatus en mucho tiempo!
-
Y si
haces ese conjuro y funciona… ¿qué pasará?
-
Nada.
Nos despedimos, yo me voy y tú te quedas.
-
¿Con
el amuleto?
-
Sí.
Una vez que yo lo use, puedes quedártelo. – A Spike aquello le pareció un
plan aceptable. ¡A ver si las cosas iban a empezar a rodarle bien por una vez!
Anya volvía a preguntar:- ¿A dónde vamos ahora?
- A casa de mi ex. Ese cacharro debe de estar allí. Ya casi hemos llegado.
******
Spike
detuvo la furgoneta y los dos bajaron. Estaban en un lugar boscoso de las
afueras. Spike se dirigió hacia una zona de maleza. Sólo conociendo bien el
lugar, podía encontrarse un camino casi oculto por los arbustos que conducía
hasta la entrada de una cueva también perfectamente camuflada.
-
¿Tu
novia te dará el talismán? –preguntó Anya.
-
No creo
que Harmony esté en casa. Es la hora en que sale a cazar. Le gusta comer a
primera hora de la noche para dormir luego más tiempo. Dice que es lo mejor
para su cutis.- Spike puso los ojos en blanco- ¡Ni que fuera a presentarse a un
cásting para Los Vigilantes de la playa!
Aunque ella es muy capaz… Me temo que aún no es muy consciente de sus
limitaciones.
Anya siguió a Spike al interior de la casa. Si una cueva en la roca podía
tener un inconfundible toque personal era aquélla. Desde luego Harmony era
capaz de dejar su impronta en cualquier sitio. Había profusión de cojines
rosas, alguno en forma de corazón y un montón de velas fucsia y lilas. Sobre
una mesita, una figurita de un unicornio de un extraño material fosforescente y
recubierto parcialmente de purpurina actuaba de peculiar lámpara. En la pared
frente a la cama un biombo había sido decorado con varios pósters de parejas
en la playa, anocheceres y caballos blancos, a cuál más cursi. En un rincón,
un balancín que representaba a otro unicornio les miraba melancólico con sus
ojos pintados sobre la madera.
Anya se sentía un poco sobrecogida y no se despegaba de la espalda de
Spike quien, por el contrario, parecía perfectamente habituado a aquel
ambiente.
- Yo no he tenido nada que ver con la decoración - se sintió en la
obligación de explicar el vampiro. Revisó un par de cajones, desordenándolos
sin contemplaciones y luego se dirigió a la mesita del unicornio-lámpara. Abrió
su cajón y a la luz tenue que despedía la figurita, vieron brillar toda la
bisutería de Harm. Spike revolvió entre el amasijo de collares, pendientes y
sortijas de dudoso gusto y pronto dio con lo que buscaba.
- Éste es.
Anya prácticamente se lo
quitó de las manos, extasiándose luego en la contemplación de aquel artilugio
del que dependía su destino.
-¿No es precioso? –exclamó llena de emoción.
- ¿Podrás hacerlo funcionar?
- Voy a probar. – Anya dispuso media docena de las velas de Harmony
formando un círculo en torno a sí y en el centro, sobre el suelo, depositó el
talismán - ¿Tienes fuego?
Spike le tendió su zippo. Cuando las llamitas empezaron su danza
temblorosa, Anya elevó su voz con una majestuosidad que a Spike le hizo enarcar
su ceja entre sorprendido y escéptico.
-Iane
dive, ianuam albam precor…
Nunca le habían ido
aquellas cosas de magia, así que el vampiro se desentendió del ritual y volvió
hacia la entrada de la cueva para otear en las inmediaciones. Inmediatamente
encontró un motivo de preocupación: una neblina de color celeste avanzaba
lenta pero imparable hacia su guarida.
-¡Mierda! – Volvió al interior esperando que las cosas pintaran mejor
para Anya, pero, por su cara de desesperación, supo de inmediato que no era así.
- ¡No sé qué es lo que hago mal! Debería haberse abierto ya la
puerta. Quizás sean estas velas, tanto colorín ofende a cualquier Entidad
Superior.
- Eso es lo que le digo siempre a Harm. Pero yo al menos no pienso
quedarme para verlo. Me largo, dame el amuleto.
-Déjame seguir intentándolo un poco más. Si lo consigo, lo encontrarás aquí cuando vuelvas
*****
Spike no insistió porque su oído captó en aquel momento algo que reclamó
mucho más su atención. Hacía un buen rato había escuchado en la lejanía el
sonido de un motor renqueante que se detenía. Pensó que sería una pareja en
busca de un lugar solitario para hacer manitas y como había sido algo lejos, no
le dio importancia. Pero ahora, después de ver cómo la maldita niebla azul le
seguía los pasos, estaba atento al menor detalle. Por eso, el supuesto sigilo
de aquellos patosos humanos acercándose a la cueva no le tomó por sorpresa. En
realidad, para sus privilegiados sentidos, resultaban tan sigilosos como una
manada de búfalos.
No le tomaron por sorpresa, pero no consiguió escabullirse. Apenas un
par de metros después de salir, aparecido de no sabía muy bien dónde, un
proyectil rubio y menudo placó sus piernas y le hizo rodar por el suelo. Spike
quiso ponerse en pie para tomar la iniciativa, pero le resultó imposible. En
auxilio de Buffy llegó toda la panda de scoobies que no le dieron la menor opción.
- Eh, ¿qué fue del fair play y de la noble lucha de uno contra uno?
Ni
le respondieron. Alguien le lanzó encima la red que la noche anterior había
cazado a la cazadora y varios pares de manos le inmovilizaron. Alguno de los
chicos le clavó la rodilla en la espalda mientras, sujeto contra el suelo,
trataba en vano de resistirse. En apenas unos segundos lo tenían con las manos
y los pies fuertemente atados.
Al
ruido apareció Anya. Surgió del interior de la cueva con actitud desconcertada
y el amuleto de Amara en la mano. Al verla se iluminó la cara de Xander que
acudió a abrazarla. Pasó su brazo por los hombros de Anya y la atrajo hacia sí
lleno de orgullo:
-
¡Mirad mi chica: no
sólo se las ha arreglado para seguir y localizar a Spike sola, sino que además,
le ha quitado el talismán!
Anya dibujó una mueca que podría pasar por sonrisa y se separó, un
poco cohibida, de Xander. El muchacho no reparó en su ligero envaramiento
totalmente inhabitual en la fogosa demonio, porque Oz le reclamaba y la dejó
para unirse a Giles y los demás. Anya quedó sola y taciturna, hasta que de
pronto reparó en la sorna con que la miraba un magullado y maniatado Spike, que
era el único que estaba junto a ella.
-
Ahora lo comprendo:
lo quieres por su perspicacia –se burló el vampiro.
Anya
se volvió hacia él como picada por un alacrán.
- No
me descubras. Te juro que si lo haces…
- ¿Me matarás tú también? Ponte a la cola, bonita.
******
La
niebla azul se hacía cada vez más densa hasta el punto de que formaba ya una
alfombra gaseosa sobre el suelo de tal espesor que Buffy y sus amigos no veían
sus pies sumergidos en aquella extraña sustancia. Además había mucha más
cantidad, como si estuviera confluyendo hacia aquel lugar desde todos los
rincones de Sunnydale donde antes andaba dispersa. Y se movía. Sinuosa,
reptante, deslizándose acompañada de un casi inaudible silbido que crispaba
los nervios como una amenaza sigilosa, pero cierta.
- Esto cada vez me gusta menos -murmuró Buffy.
- Vamos a invocar a Amara cuanto antes, a ver si salimos de ésta antes
de que se ponga peor –propuso Giles.- Aquí mismo.
Reclamó la ayuda de Oz y Xander para
meter a Spike en el interior. Entre los tres lo cargaron y lo dejaron sobre el
suelo de la cueva como si fuera un saco de patatas.
Haciendo gala de habilidades de contorsionista, el vampiro se las arregló
para incorporarse un poco y quedar sentado, con la espalda apoyada contra la
pared. Mientras Giles y Willow disponían lo necesario para la invocación bajo
la atenta mirada de los demás, Anya intentaba despistarse para hacer
desaparecer las velas encendidas y los restos del conjuro que había dejado en
el dormitorio antes de que lo descubrieran.
Giles y los
demás se enfrascaban en el tema de la invocación, en el que, lamentablemente,
parecían no hacer grandes avances. Buffy, entre tanto, deambulaba por el
reducido espacio de la cueva y casi sin darse cuenta, se encontró junto al
prisionero. Por un momento lo lamentó. Se dispuso a una nueva pelea verbal
dando por supuesto que iba a recibir otra andanada de sus despectivos sarcasmos,
pero Spike, no hizo nada semejante. Como un jugador que, terminada la partida,
se dirige a su vencedor, por primera vez en mucho tiempo -quizás por primera
vez-, la miró sin odio ni burlas.
-
Así
que… ¿me vas a entregar para que ese tal Amara me sacrifique?
No fueron tanto sus palabras como la actitud serena de Spike lo que dejó a Buffy sin saber qué replicar. Aunque, se dijo, no tenía de qué avergonzarse. ¡Y ante Spike! Era ridículo. Sin embargo tuvo la sensación de que su voz sonaba un poco titubeante, cuando afirmó, casi sin atreverse a mirarle de frente:
-
Sí.-
Irguió cabeza y se puso a la defensiva.- ¿Tienes algo en contra? Eres un
asesino, has matado sin pestañear y harías lo mismo conmigo si tuvieras
oportunidad. Eres mi enemigo y tu existencia pone en peligro mi mundo ¿Hay
alguna razón para no entregarte?
-
Supongo
que no.
-
Disfrutaré
viendo cómo dejas de ser una molestia.- añadió, sin ninguna convicción Buffy.
¿Por qué de pronto acabar con Spike no le parecía tan buena idea? Busco apoyo
en su Vigilante que justo en aquel momento pasaba ante ellos.- Es lo que debo
hacer, acabar con Spike ¿verdad, Giles?
-
Sssí,…
sin duda es lo más apropiado.
-
¿Ves?
– Se volvió hacia Spike.- Todos opinan igual. En mi lugar, tú harías lo
mismo.
-
Sí
-concedió Spike, con tranquilidad. Buffy
deseó que aquello acabara pronto. No sabía por qué tenía que dar
explicaciones a aquel vampiro criminal. Y entonces Spike dijo algo que dejó a
Buffy totalmente fuera de juego.- Pero Angel no lo haría.
-
¿Qué?
-
Que
Angel no lo haría. Estoy seguro. Angelus sí, por supuesto; pero Angel no. Será
por el rollo ese del alma y tal, pero estoy seguro de que él no me mataría así,
por mucho que seamos enemigos mortales. Pensé que seríais iguales, los
“chicos buenos”, ya sabes.
-
¿Estás
pidiéndome que no te mate?
Spike
respondió escandalizado.
-
¡Por
supuesto que no! ¿Por quién me has tomado, por un llorica cobarde? Sólo
estaba diciendo que no lo esperaba de vosotros.
La cazadora inició una argumentación para rebatir las palabras de Spike,
que evidentemente le habían hecho mella.
-
Angel y
tú sois enemigos. Os he visto enfrentaros sin cuartel y más de una vez habéis
tratado de mataros el uno al otro. No sé por qué dices que él no...
-
He
dicho que no me exterminaría “así”. Quizás me matara él mismo, pero no
me llevaría atado de pies y manos para que otro ejerciera de verdugo. Al menos
me daría la oportunidad de morir luchando.
Buffy le miró más atentamente. Spike le sostenía la mirada con
tranquilidad, sin la menor sombra de temor. ¿Era inconsciencia? ¿Acaso no sabía
que en pocos minutos su existencia se extinguiría con toda probabilidad? No.
Imposible. Spike era demasiado inteligente para eso. En el brillo de sus
pupilas, Buffy podía reconocer una mente lúcida y orgullosa. Era un
depredador, un ser letal lleno de orgullo y fiereza. Un enemigo temible. Un
vampiro. Precisamente lo mismo que Angel.
Spike le miró con una intensidad que hizo temblar algo en el interior de Buffy, una extraña sensación que nunca habría creído posible que Spike le suscitara.
- Soy un guerrero, no un animal para el matadero. Al menos desátame los pies.
De pronto Buffy se sintió sobrecogida por un pensamiento loco. Se le impuso la semejanza entre Angel y Spike. Compartían la misma esencia, eran lobos de la misma camada y seguramente Spike podía comprender mejor a Angel de lo que ella jamás llegaría a sospechar. Amaba a Angel (lo amaría siempre) y de pronto comprendió que el asesino que tenía ante sí, era su reflejo, su herencia, su estirpe, su naturaleza. Sin alma, implacable, despiadado e inmoral, pero Spike compartía más cosas con Angel que las que ella alcanzaría jamás a rozar.
En
silencio, Buffy se marchó.
Quizás Spike pensó que lo dejaba solo,
pero instantes después la cazadora regresaba con un gran cuchillo que había
cogido del coche de Giles. Sin decir ni media palabra, se agachó junto al
vampiro y cortó las ligaduras que ataban sus tobillos.
Y
justo entonces apareció.
Abriéndose
camino impertérrita entre la niebla azul que se le arremolinaba en torno,
furiosa, magnífica en su prestancia y en su traje deslumbrante, su voz atronó
el interior de la cueva.
-
¡Spike!
Cuántas veces te he dicho que no traigas gente a casa sin avisar. Y menos a
“esta” gente. Y además, te dije que no volvieras a casa.
Harmony.
El
cataclismo rubio se giró y fue a darse de bruces con Anya que aún mantenía
el talismán de Amara en su mano.
-
Eh, ¿quién
eres tú? – Harmony se la encaró como si estuviera dispuesta a arrancarle los
ojos a una pelandusca que su ex le había metido en casa.- ¡Y eso que tienes ahí
es mío! – Antes de que nadie fuera capaz de emitir una sílaba, Harmony
arrancó el medallón de la mano de Anya y se lo puso al cuello con la autoridad
de una reina.
Y Entonces un viento huracanado se levantó surgiendo desde el dormitorio donde Anya había dejado las velas encendidas. Con velocidad de vértigo, la niebla azul formó un torbellino en torno a Harmony y se sumió en su cuerpo en una implosión de luz que la nimbó de una fluorescencia sobrenatural. Frente a ella la pared de la cueva adquirió una textura gelatinosa y ondulante como si la materia fluctuara. La roca había perdido solidez y parecía que fuera sólo un fluido donde se hubiera lanzado una piedra que generaba ondas transparentes y concéntricas.
- El portal- murmuró Anya para sí.- ¡Cómo no se me ocurriría ponerme el medallón!
-¿Qué
lugar es éste?
Aquella voz tampoco era la normal de Harmony. O sí, pero surgía de su
pecho amplificada muchas veces y algo distorsionada.
-¿Amara?
– Giles avanzó un paso mientras musitaba a la aterrada Willow que estaba
junto a él.- Id hacia la salida.
-
Quién ha roto los sellos de mi santuario? ¿Quién ha profanado el refugio del
Anillo y la paz de mi tumba?- Aquella voz tonante se hizo aún más
impresionante terrorífica cuando Amara exigió:- El Anillo. ¿Dónde está la
Gema Sagrada?
Willow
retrocedió despacio hacia la salida, junto a Oz. El resto de los scoobies
parecían petrificados ante la magnificencia del poder que Amara desplegaba.
Giles consiguió emitir unas palabras de su garganta reseca.
-
Ha sido lamentable,… pero deseamos reparar la ofensa.
-
¿Quién ha osado…?
Spike
irguió la cabeza. Buffy, a su lado, le cogió del brazo y le ayudó a
levantarse. El vampiro avanzó unos pasos desafiando los ojos fulgurantes de
Amara, bajo la apariencia de Harmony.
-
Yo lo encontré después de siglos enterrado en un agujero maloliente –
reconoció Spike.- Tampoco me parece que sea para tanto.
-
¿Robasteis mi anillo?- tronó la voz que surgía del cuerpo iridiscente de
Harmony.- ¡Moriréis todos por eso!
Giles
de nuevo intentó congraciarse con aquel ser furioso.
-
Te…
ofrecemos la vida del ladrón como reparación
-
¿Un
miserable híbrido? ¿Una vida que ni siquiera está viva? ¿Esa es la reparación
que me ofreces, insolente?
Amara
extendió el brazo izquierdo y una fuerza descomunal arrastró a Giles hacia atrás
hasta estamparlo contra la pared que estaba varios metros detrás de él donde
quedó conmocionado.
-
¡Salid!
–gritó Buffy.
Willow
y Oz, que estaban junto a la entrada, lo consiguieron, pero casi inmediatamente,
Amara lanzó un pesado armario contra aquel lugar taponando la boca de la cueva
y convirtiendo a esta en una trampa. Ninguno más pudo escabullirse.
-
Esto no
pinta nada bien, cazadora. Para nadie. Quizás te venga bien un par de manos más.-
se ofreció Spike tendiendo las suyas hacia ella para que le cortara las
ligaduras, pero la muchacha no lo consideró oportuno.
Se
dirigió a Amara en un último intento de apaciguar su cólera.
-
Acepta
nuestra ofrenda. Él es el culpable. Toma su vida y castígalo.
-
Tú
también has profanado la Gema con tus impuras manos. Puedo sentirlo.
-
Bueno,
la tuve un ratito… pero fue él quien destruyó tu tumba y turbó tu reposo y
todo eso.
-
¿No te han dicho que está muy feo eso de chivarse, cazadora? – le recriminó
Spike.
La
voz estremecedora que aparentemente surgía de Harmony volvió a amenazar:
- ¡Seréis todos destruidos!
Y
para empezar, la furia de Amara tomó como objetivo a Buffy. Un leve movimiento
de su mano y la joven salió volando por los aires hasta que chocó contra la
dura pared de roca. Spike, el culpable de aquella situación, pero de momento
uno de los pocos aún indemne, la miró con gesto de “ya te lo dije”
mientras pasaba ante él con velocidad de proyectil.
-
Eh, ése no era el trato –protestó la cazadora mientras se ponía de nuevo en
pie.
- Te pasa por hacer tratos con indeseables- dijo Spike y Buffy se quedó con las ganas de preguntarle si lo sabía de buena tinta ya que él era el mayor indeseable del mundo.
Anya
aprovechó el momento para acercarse a la energía del portal interdimensional
que se estremecía a la espalda de Amara. Estaba ya muy cerca cuando el Guardián
reparó en ella. Sus ojos fulgurantes la taladraron.
-
¿Dónde
vas tú, despreciable humana?
Anya
notó que se elevaba en el aire y allí quedó suspendida mientras se sentía
ahogar por una invisible mano que atenazaba su garganta. Xander, al verlo, se
lanzó contra el ser que atacaba a su novia. Su intervención fue parcialmente
efectiva porque liberó a Anya que se desplomó sobre el suelo sin aliento,
pero pagó cara su muestra de amor. Amara, aparentemente sólo con la
mirada, arrancó la barra de hierro que sostenía el dosel de la cama y lo lanzó
contra Xander. Atravesó el hombro del chico y lo dejó clavado contra la pared.
Su grito de dolor se unió al de Anya y el eco de ambos estremeció la cueva,
igual que el ástil que seguía vibrando después de que su otro extremo abriera
la carne de Xander.
Buffy
comprendió que había acabado el tiempo de las palabras. Arremetió de cabeza
contra el cuerpo que hospedaba a Amara y consiguió que se tambaleara. A
continuación descargó un golpe con ambas manos contra su cuello que, si bien
pareció molestarle poco más que el soplo de una leve brisa, consiguió
enfurecer aún más a la entidad cabreada que tenía ante sí. Otra emisión de
energía volvió a lanzar lejos a Buffy. Cuando aterrizó, barriendo el suelo
varios metros con su cuerpo, Spike acudió junto a ella
-
Cazadora, insisto… igual no te vendría mal un aliado. Si me sueltas y me lo
pides por favor… - Amara lanzó una pesada caja contra Spike que la esquivó
por los pelos- Incluso aunque no me lo pidas cortésmente. Suéltame -apremió.
Y
por una vez, Buffy, le hizo caso. Se estiró para coger el cuchillo que había
quedado abandonado en el suelo y de un tajo cortó las ligaduras de Spike.
-
¡Por fin! – suspiró el vampiro.- Tú a la cabeza. Yo intentaré derribarla.
Se
abalanzaron los dos simultáneamente contra su contrincante. Pero no fue un buen
plan. También simultáneamente, salieron volando repelidos por Amara.
Buffy
fue la primera en volver a la carga. De inmediato la secundó Spike. Entre los
dos consiguieron que retrocediera un par de metros. Spike le lanzó un par de
directos y Buffy metió un golpe, en otras circunstancias demoledor, contra su
estómago. Amara se deshizo con facilidad de Spike impulsándolo al otro extremo
del recinto y luego se concentró en Buffy. Como había hecho anteriormente con
Anya, la levantó en el aire y comenzó a asfixiarla.
Giles,
todavía recuperándose de su golpe, comprendió de pronto la clave de la
situación.
-
Toma su energía del portal –musitó.
En
efecto, Amara, se mantenía siempre a escasos pasos de la puerta
interdimensional que se abría tras ella. De allí emanaba una luminosidad que
envolvía su figura en un flujo de luz oscilante que luego se concentraba en
oleadas sobre el talismán que colgaba de su pecho. Anya, que, llena de
desesperación, contemplaba a Xander empalado, gritó.
-
¡El
medallón! Hay que quitárselo.
Buffy
quizás lo oyó, pero, inmovilizada por aquella fuerza sobre natural, no podía
mover ni un músculo, además de que estaba al borde de la inconsciencia por
asfixia.
Fue
Spike quien se abalanzó de nuevo sobre Amara y arrancó de su cuello la joya.
Sintió que su mano se abrasaba al contacto de aquella fuente de inmenso poder.
El talismán cayó rodando al suelo y durante una décima de segundo el flujo
que surgía de la puerta fluctuó. Palideció un poco la luz que nimbaba a
Harmony y Buffy se liberó de la presión mortal que la estaba estrangulando. Sólo
fue una décima de segundo. Amara se rehizo y extendió su mano para que el
talismán volviera a su poder.
*****
¡Xander
necesita un médico! – urgió Anya.
No
era el único que necesitaba cosas. Buffy, por ejemplo, necesitaba
desesperadamente que el oxígeno llenara sus pulmones. Anya necesitaba ocupar su
mente con Xander para no pensar en que había destruido ella misma la
oportunidad de volver a su dimensión. Giles, dolorido, necesitaba convencerse
de que estaban a salvo. Harmony, que no recordaba nada y de pronto, había
aparecido bajo el cuerpo de Spike, necesitaba una explicación.
-
¿Qué…
qué ha pasado?
-
Luego
te lo cuento, Harm – la calmó Spike mientras se levantaba.
Buffy
se reunió con sus amigos. Con ayuda de Giles y Anya, liberó a un Xander increíblemente
pálido y luego se dirigieron a desbloquear la entrada de la cueva. Al salir al
aire libre, se encontraron con Willow y Oz. Sus caras de preocupación apenas se
aliviaron al ver la penosa situación en que salían de la cueva los prisioneros
de Amara.
-
¿Qué
ha ocurrido? ¿Estáis bien?- preguntó Willow llena de angustia.
-
Tenemos
que llevar a Xander a un hospital.
Mientras
le ayudaban a montar en la furgoneta, Buffy se volvió hacia Spike.
-
La próxima
vez no tendrás tanta suerte.
-
La próxima
vez no te salvaré la vida, cazadora.
Se
midieron un segundo en silencio y luego Buffy montó en el tiburón de Giles
dejando a la pareja de vampiros en la cueva. Spike miró cómo el viejo cacharro
de Giles se alejaba en la noche llevándose a Buffy dentro.
Harmony rompió el silencio.
- Spike,
explícame qué es lo que ha pasado. No me acuerdo de nada, pero me duele todo
el cuerpo, y me siento muy extraña. Sólo tengo conciencia de que de pronto tú
estabas encima de mí y… ¿Ha sido… un orgasmo? Uffff, ha tenido que ser
bestial.
Spike
la miró atónito. Aunque, ¿qué podía decirle? ¿Qué entre la cazadora y él
le habían estado golpeando después de que traer a una exdemonio a su casa para
robarle una de sus joyas?
-
Eeer….
esto…
Harmony
palmoteó mientras una sonrisa iluminaba su rostro.
-
¿Significa
que nos hemos reconciliado, osito?
- Bueeno…
En el tiburón, Buffy y Giles escoltaban la furgoneta donde las otras dos
parejas, Xander, Anya, Oz y Willow, se apresuraban en llegar a un hospital.
-
Giles…- comenzó Buffy.- ¿Tú crees que Anya había seguido a Spike porque
realmente pretendía entregarnos el amuleto?
-
En realidad…- Giles titubeó un poco antes de dar su opinión.- No sé si es
muy buena idea empezar a investigar por qué hacemos las cosas que hacemos…
Anya ha salvado a Xander y… él está muy feliz por eso. Yo no querría…
enturbiar su felicidad.
-
O sea… “ojos que no ven… no te empeñes en abrirlos” –concluyó Buffy.
-
Sí, es… una buena interpretación de la sabiduría popular. Y tú, Buffy…
¿por qué has liberado a Spike?
-
Porque es bueno peleando y la situación estaba realmente complicada… - La
propia Buffy se dio cuenta de que sonaba a falso a millas de distancia. O al
menos a incompleto. Sintió que Giles se merecía un poco más de sinceridad.-
No sé por qué lo he hecho.
Giles
no insistió.
Pero
unos minutos de silencio después, Buffy, con la mirada perdida en la carretera
que se deslizaba ante ellos, añadió.
-
Por
Angel. Lo he hecho por Angel. –
Buffy miró a su vigilante y amigo- Porque de pronto he sentido, no me preguntes
por qué, que Spike es igual que Angel. Cuando estábamos en esa cueva a punto
de morir, he comprendido que
comparten algo común.
-
Sí,
que los dos son unos monstruos - matizó suavemente Giles.
-
Sí,
eso también.
FIN