LAS HISTORIAS DE
BUFFY
Siempre me ha gustado que me cuenten historias. Cuentos, leyendas, mitos...
tienen un atractivo mágico que prende la atención de cualquiera. Al menos a mí
me pasa. A veces las historias nos hablan de amor, muerte, venganza,
abnegación... los temas eternos que siempre interpelan la vida de los hombres.
Otras veces simplemente son entretenidas. A menudo las historias, sobre todo las
que transmiten significados más profundos bajo su ropaje fantástico, perviven
más allá de las época en que surgieron y se transmiten de generación en
generación variando sólo levemente sus detalles. Por ejemplo, la primera
variante de Cenicienta aparece en la India muchos siglos antes de Cristo, y la
misma historia –la de la muchacha buena y desvalida que con ayuda de animales o
seres mágicos sobrevive al odio de su madrastra y recupera su estatus
conquistando a un príncipe- la encontramos una y otra vez en toda Europa, en
Rusia, en Arabia, en la India, en China...
Sí, siempre me ha gustado que me cuenten historias y me encanta reconocerlas
bajo el ropaje de otras, comprobar que es la misma historia, viva a través del
tiempo, aunque cambien los personajes, los escenarios o las aventuras. Quizá ésa
sea una de las razones por las que me gusta tanto Buffy cazavampiros.
Porque bajo su apariencia moderna de serie juvenil de televisión, es también un
cuento que retoma otros viejos cuentos. De hecho en ocasiones entronca
claramente con algunas de esas historias clásicas; en otras ocasiones incorpora
ficciones de nuestros días, que a su vez no son sino reformulaciones de las
antiguas. Y finalmente, también hace su propia aportación al universo mítico,
reelaborando temas eternos como la lucha del héroe contra el mal, la búsqueda de
un objeto mágico, la fusión del bien y del mal en una misma personalidad, la
seducción de la oscuridad, el miedo que provoca......
En realidad, nunca se construye desde la nada. En los cimientos de Buffy, se
acumulan muy diversos materiales: los de la cultura tradicional, como las
creencias en monstruos, demonios e incluso simples supersticiones o las
referencias a cuentos, leyendas urbanas...; aspectos religiosos y filosóficos,
como el tema del alma; literarios. (Entendamos literatura en un sentido amplio,
que incluya las referencias al cómic, el cine y otros medios, no sólo la letra
impresa.) El propio tema vampírico sería el ejemplo perfecto. Por supuesto,
junto a los elementos populares y más bien contemporáneos, en ocasiones la serie
se centra también en mitos clásicos y temas eternos de la historia del
pensamiento humano como el de Eros y Thanatos, el entrelazamiento del amor y la
muerte.
Con estos elementos y otros más, Buffy cazavampiros entreteje la urdimbre de su
trama. Pero hay una clara evolución en las temporadas de la serie. A la primera,
tan juvenil como sus protagonistas, le sucede una segunda y tercera algo más
complejas, una cuarta de transición y unas últimas más maduras que viran hacia
tonos mucho más oscuros. En las tres primeras temporadas predomina la historia,
la aventura y la despreocupación de una serie claramente destinada al público
más joven. Las tres últimas, sin renegar de los toques de humor y de los
combates contra monstruos, se centran más en la psicología de unos personajes
cada vez más torturados y plantea conflictos más desgarradores, además de
utilizar el mundo de fantasía de Sunnydale para ahondar en una realidad
claramente contemporánea, arraigada en la alienante y dura sociedad actual. Se
posterga la “mitología” a favor de la psicología. Los adolescentes se hacen
adultos. El optimismo dominante de la heroína que siempre triunfaba se convierte
en la amargura de ir viendo cómo al crecer los afectos se resquebrajan, las
seguridades se desmoronan y los peores monstruos son los que habitan en nuestro
interior. Probablemente por ello, las tres primeras temporadas mantienen un
desacomplejado tono friki y son solidarias de una cultura moderna que tiene sus
propios mitos en los que chapuzarse, mientras las posteriores giran hacia temas
de más calado, se hacen más trascendentes y en ellas se abre paso una visión
mesiánica que acentúa el carácter salvador de la heroína.
Aunque la estructura de las temporadas iniciales se basa en una mayor
independencia de los episodios, de forma que el arco argumental no presenta una
continuidad tan acusada como en los años posteriores, siempre es posible
encontrar una línea común, una serie de núcleos temáticos que aglutinan los
aspectos principales de cada temporada. Es decir, la historia básica que se nos
cuenta en cada temporada. Desde mi punto de vista, podrían ser las siguientes:
* Temporada primera: Clark Kent llega a Metrópolis.
En lugar de Superman, tenemos una en apariencia –sólo en apariencia- frágil
muchachita, pero su función en el relato y el desarrollo del mismo, calca los
mismos esquemas del héroe del cómic. De paso, se establece el universo mítico
sobre el que se volverá de forma recurrente: una ciudad constantemente amenazada
por las fuerzas del mal y un héroe (una heroína) que bajo una apariencia común,
poco prometedora, es el único capaz de proteger a las gentes de bien con sus
superpoderes. Además se forma su círculo de incondicionales: amigos (Xander y
Willow), familia, escasa y en la inopia (Joyce), y su objeto de amor (Angel).
También se establecen las “normas de funcionamiento”: cuartel general (la
biblioteca), modo de uso (investigación en libros o Internet, identidad oculta
de la heroína, ayuda del vampiro con alma, peleas...) y sobre todo el papel de
Giles inicialmente como representante de una instancia superior en la sombra, el
Consejo de Vigilantes, pero que pronto asumirá tareas de padre, amigo, mentor y
única figura adulta de confianza. Otra forma de contar la misma historia sería
la de las películas del oeste, donde un forastero impone la Ley frente a la
banda de malhechores que aterroriza a la ciudad. (Parece ser que Joss Whedon
reconoce como su principal influjo un libro que relaciona la identidad americana
con el espíritu de frontera de los westerns, la lucha de la civilización (el
sheriff, Buffy) contra sus agresores (los bandidos, los indios, los vampiros) en
un ambiente hostil.)
* Temporada segunda: Ángeles y demonios. O Dr. Jekyll y Mr Hyde. O de
cómo el bien y el mal se entremezclan en nuestro interior.
Desde luego supone un gran avance respecto a la temporada anterior – es, sin
duda, una gran temporada- y anticipa la complejidad que irá alcanzando la serie.
El centro de esta temática es, por supuesto, Angel. Su doble personalidad es la
representación del maniqueísmo absoluto encarnado en un solo personaje. Pero
también están los efectos de la metamorfosis de Angel en Buffy, lo que introduce
otra línea de fuerza en la serie, quizás una de las más definitorias: el deber,
hacer lo que se sabe que hay que hacer aunque se desgarre el corazón en la
empresa. Sin olvidar otros ángeles y demonios simultáneos que se están abriendo
paso: el sensato Oz y su salvaje naturaleza, las primeras apariciones del
malvado pero enamorado Spike, la frágil pero despiadada Drusilla, incluso las
buenas madres de familia como Joyce, capaces de iniciar quemas de brujas o
tantos estudiantes ejemplares que se transmutan en monstruos o psicópatas a las
primeras de cambio.
*Temporada tercera: El reverso oscuro de la Fuerza. O sea, Faith.
El conflicto que se desarrolla en esta temporada se polariza en torno a las dos
Cazadoras (Buffy y Faith) y la posibilidad de “disfrutar” con la todopoderosa
libertad que parece implícita en su misión de Elegidas. Esa seducción-corrupción
del héroe es alentada por el Alcalde, personaje que, como Darth Vader,
representa una figura paterna perversa que quiere atraer hacia el Lado Oscuro al
héroe luminoso. Faith –más necesitada de afectos- se deja resbalar por esa
pendiente y arrastra en su caída a Buffy. Como un Luke Skywalker tentado por
Darth Vader, Buffy tiene también al alcance de la mano la posibilidad de
situarse por encima de todas las reglas. En ella, sin embargo, se impondrá su
clara conciencia del deber y el distanciamiento con Faith terminará
convirtiéndose en una lucha a muerte entre las dos. Se sigue desarrollando por
tanto el tema del bien y del mal iniciado en la temporada anterior y se refuerza
la línea temática del deber.
Como se ha dicho, las siguientes temporadas abandonan un tanto esta orientación
hacia los “cuentos” modernos y recurren a temas más clásicos.
* Temporada cuarta: el Génesis y la Creación del hombre.
La doctora Walsh crea con su ciencia perversa un hombre superior, Adam. Pero
también Riley y Spike sufren las manipulaciones de Walsh que los destierran de
su identidad y los lanzan a una existencia que ya nunca será igual, sobre todo
para Spike. [Esta idea está desarrollada en la web francesa encyclobuffy
]
Además del Génesis, está por tanto el tema de Frankenstein, el científico que
usurpa el papel divino para crear un monstruo y más atrás, el mito de Prometeo,
el titán que desafió a los dioses modelando en barro unas frágiles criaturas,
los seres humanos y, compadecido de ellas, robó a Zeus el fuego para que
pudieran sobrevivir y progresar. A diferencia de Prometeo, tanto Frankenstein
como la doctora Walsh, emprenden una tarea impía y malvada que en lugar de
beneficiar a la Humanidad, sólo conduce al sufrimiento de los monstruos creados
por ellos. Este tema se agota en el desenlace de la 4ª con el fin de Adam, pero
tendrá en temporadas posteriores una variación mucho más interesante en la
conquista de la humanidad por Spike
En consecuencia, se plantea también el tema de la ciencia frente a la magia,
entendida ésta como más humanista y “real” frente a la perversión prepotente del
conocimiento mal dirigido y unido al poder (el ejército, el Gobierno, La
Iniciativa) que conduce a la violación de la vida individual. La muchachita y su
pandilla de desarrapados acabarán venciendo a los frutos malignos del
todopoderoso Aparato que, cual torre de Babel, paga su orgullo en un cataclismo
destructor.
*Temporada quinta: la conquista del Grial.
La más famosa empresa de los caballeros del rey Arturo fue la búsqueda del
Grial, el cáliz con que Cristo celebró la Última Cena y en el que, tras la
muerte del Salvador, José de Arimatea recogió su sangre. El Grial, más que un
objeto de veneración, simboliza la consecución de algo de infinito valor pero
que sólo está al alcance del más virtuoso y noble caballero. Sólo quien
demuestra ser digno del Grial podrá alcanzarlo.
El esfuerzo por conseguir el talismán es, pues, lo que define la búsqueda del
Grial. En la quinta temporada muchos de los personajes de Buffy persiguen algo
vital. Básicamente ese talismán se puede identificar con el conocimiento y con
alcanzar la paz interior a través del sacrificio y la renuncia, pues son los
únicos caminos que llevan al héroe a su destino. Pero además de ese Grial
abstracto, hay otros: el amor para Spike, la Llave para Glory, la propia
existencia real para Dawn... Por otra parte, se podría relacionar también el
Grial, receptáculo de la sangre de Cristo, con la importancia de la sangre de la
Cazadora, repetidamente mencionada a lo largo de la temporada, y explicación del
desenlace. Incluso la iconografía con monjes, misteriosos caballeros con
armadura, torres y hasta un episódico dragón emparentan esta temporada con el
cuento medieval.
Añadamos el tema de Eros y Thanatos. Nunca como en esta temporada se habían
entrelazado el amor y la muerte de forma tan íntima. Magistral es el episodio
Fool for love, donde amor y muerte trazan su danza mientras las palabras de
Spike anudan pasado y presente, odio y atracción, deseo y compasión, al compás
de un misterio nunca desvelado, siempre irrenunciable. El amor, incomprensible,
irrefrenable, imposible de la Bestia que anhela alcanzar a la Bella esquiva. Y
la muerte más cercana y dolorosa que nunca con, por ejemplo, la pérdida de Joyce.
Y el renacimiento y la esperanza con Dawn, esa hermana caída del cielo que da un
nuevo sentido a la existencia de la Cazadora.
Y como Spike se está convirtiendo en un puntal de la serie, su trayectoria
iniciática configura otro ciclo mítico, el de Eros y Psique, la redención por
amor. (El mito cuenta que Psique (“el alma”, en griego) era una joven tan
hermosa que despertó el odio de Venus, la diosa de la belleza. Venus ordenó a su
hijo Eros (“el amor”) que la castigara, pero Eros al verla, se enamoró de ella y
la desposó poniéndole la condición de que siempre se encontrarían a oscuras. Las
hermanas de Psique la convencieron de que debía de estar casada con un monstruo
y la instaron a que una noche, encendiera una luz para comprobarlo. Cuando
Psique, atónita contemplaba la inesperada belleza de su esposo, una gota de cera
cayó sobre Eros que despertó y abandonó a Psique por haber roto su promesa.
Entonces la muchacha inició un duro camino superando diversas pruebas hasta
conseguir el perdón y recuperar a su esposo. Este mito, aun con los papeles
intercambiados, se relaciona con el ciclo de cuentos de la Bella y la Bestia,
incluida la conocida versión de Walt Disney. En todos ellos, la Bella es
entregada a un ser monstruoso que, sin embargo la ama tiernamente. La reticencia
de la joven a amar a su pareja lleva a la Bestia a las puertas de la muerte.
Pero finalmente, el amor supera los obstáculos, se rompe un hechizo y el
monstruo se convierte en un príncipe.) En relación con Spike, la quinta
temporada desarrolla la primera parte del ciclo: el monstruo enamorado. La
segunda parte vendrá después: las pruebas de amor, de momento con claro fracaso,
salvo quizá, sólo quizá, la escena final de la sexta temporada. Habrá que ver el
desenlace en la séptima.